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La Habanera de Carmen, una visión clásica del amor

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        Algunos años he caído en la tentación de sumarme, a través de mis dos blogs sucesivos,  a esa gregaria costumbre de dedicar la fecha de hoy a hacerle un modesto homenaje al sentimiento más contradictorio del ser humano: el amor, sea este una forma de neurosis posesiva, un disloque hormonal, un mecanismo de idealización, una enfermedad que, al igual que los resfriados, se suele curar en la cama… o todo eso a la vez.

        Al margen del aspecto comercial de esta anglosajona celebración (restaurantes, hoteles con  o sin encanto, agencias de viajes, joyerías, perfumerías, lencerías… hacen su agosto con los regalos que se intercambian los enamorados), el amor ha ocupado siempre un importante lugar en la creación literaria y ha aparecido como ese sentimiento caótico que hace bascular al ser humano entre la más absoluta felicidad y la desesperanza, entre la dicha y la decepción. El Arcipreste de Hita, Góngora, Quevedo, Lope, los poetas románticos, Pedro Salinas, García Lorca, Gil de Biedma, los poetas de la experiencia, los de la diferencia… se han ocupado abundantemente de reproducir un cliché amatorio que resiste los envites del tiempo, como si la pareja de amantes estrenaran el sentimiento que los llevará a la felicidad, a la zozobra o a la desequilibrada mezcla de ambas.

          Para esta ocasión, he traducido uno de los pasajes más conocidos de la ópera de Bizet Carmen. He elegido la famosa Habanera del primer acto, canónicamente llamada L’amour est un oiseau rebelle, que repite esquemas leídos mil veces sobre lo contradictorio del amor.

 

 

 

Escena de Paz Vega en la película Carmen (Vicente Aranda)

Escena de Paz Vega en la película Carmen (Vicente Aranda)

 

 

          Se dice que Carmen rompió definitivamente los límites entre ópera y ópera cómica, hasta entonces una especie de subproducto de la primera. Lo hizo añadiendo elementos de música popular, retratando a tipos de las clases sociales más bajas, etc. Se le considera un antecedente de la corriente verista, una adaptación de la ópera al realismo de finales del XIX. Bizet recogió el argumento de Prosper Merimée, a quien se lo había contado en su palacete granadino de la Cuesta de Gomérez, doña Manuela Kirkpatrick, la madre de la emperatriz Eugenia de Montijo. Era la época de las visitas de los viajeros románticos, en que los tipos populares, lo folklórico, lo legendario y lo exótico hacía furor en Europa. Bizet no tuvo empacho en mezclarlo todo (los toros, la raza gitana, la mujer fatal, los bandoleros, el deseo, l’amour fou, la traición por amor, la muerte…) e incluso tomó prestados ciertos pasajes que él había oído, creyendo que era música popular sin autor conocido. La propia Habanera es una adaptación de una habanera de Sebastián Iradier llamada El arreglito.

 

        He aquí el texto de dicho pasaje con la traducción que he hecho:

L’amour est un oiseau rebelle

que nul ne peut apprivoiser,

et c’est bien en vain qu’on l’appelle,

s’il lui convient de refuser!

El amor es un pájaro rebelde,

que nadie puede domesticar,

y es en vano que se le llame

si se le antoja rechazar.

Rien n’y fait, menace ou prière,

l’un parle bien, l’autre se tait;

et c’est l’autre que je préfère,

il n’a rien dit, mais il me plaît.

Nada le afecta, la amenaza o la plegaria,

La una habla mucho, la otra se calla.

Es a esta a la que yo prefiero:

No ha dicho nada, pero me place.

L’amour! l’amour! l’amour! l’amour…!

¡El amor! ¡El amor! ¡El amor! ¡El amor…!

L’amour est enfant de Bohème,

il n’a jamais, jamais connu de loi,

si tu ne m’aimes pas, je t’aime,

si je t’aime, prends garde à toi!…

El amor es un gitanillo,

que nunca, nunca, ha conocido la ley,

si tú no me amas, yo te amo,

y si yo te amo, ¡ponte en guardia…!

L’oiseau que tu croyais surprendre

battit de l’aile et s’envola…

l’amour est loin, tu peux l’attendre,

tu ne l’attends plus,… il est là…

El pájaro al que creíste sorprender

batió sus alas y voló…

el amor está lejos, puedes esperarlo,

ya no lo esperas, ahí está… 

 

Tout autour de toi, vite, vite,

il vient, s’en va, puis il revient…

tu crois le tenir, il t’évite,

tu crois l’éviter, il te tient!

En torno a ti, rápido, rápido,

viene, se va y después regresa…

Crees poseerlo, él te evita.

Crees evitarlo, él te posee.

L’amour! l’amour! l’amour! l’amour…!

¡El amor! ¡El amor! ¡El amor! ¡El amor…!

 

Imagen de la Habanera tomada del blog mejorconmusica, de blospot

Imagen de la Habanera tomada del blog mejorconmusica, de blogspot

 

 

        No creo que se haya apartado mucho de algunos poemas clásicos, tales como ese gran soneto de Quevedo que empieza “Es hielo abrasador…” o el de Lope llamado Varios efectos del amor.

        Que el amor sea generoso con vosotros y no os desquicie demasiado. O que lo haga: peor es el desamor.

  Alberto Granados

 



La verdad y la mentira del Día de Andalucía

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NOTA PREVIA: Este texto ha aparecido hace unos días en el último número de la revista accitana Wadi-as. Se me pidieron 500 o 600 palabras y a eso me he ceñido, pero hubiera dicho mucho más, porque la Andalucía imparable sigue parada y porque yo tenía unas expectativas mucho más altas. Las imágenes de los líderes andaluces están tomadas de Google.

 

 

 

Portada del Wadi-as

Portada del Wadi-as

 

 

Rafael Escudero

Rafael Escudero

 

 

 

José Rodríguez de la Borbolla

José Rodríguez de la Borbolla

 

 

 

        Conmemorar el día de los andaluces, en mi opinión, es algo mucho más serio que unas declaraciones oficiales, una mención de pasada en los centros educativos y en las instituciones, una reiterativa serie de discursos y una verbena llena de sevillanas y alimentos populares. Si la conmemoración se queda en eso, creo que solo se alcanza una de esas alegrías a plazo fijo que, como en el caso de las navidades, nos regala un puente, un cierto aire de fiesta y poco más.

 

 

Manuel Chaves

Manuel Chaves

 

 

 

 

José Antonio Griñán

José Antonio Griñán

 

 

 

Susana Díaz

Susana Díaz

 

        Conmemorar nuestra fiesta implica algo mucho más serio: una reflexión sobre el significado de Andalucía a lo largo del pasado, en el momento actual y la posible proyección hacia el futuro de las potencialidades andaluzas. Pero eso es harina de otro costal, pues somos un pueblo resignado ante la adversidad, el paro, el atraso, la escasa cultura práctica y la falta de recursos que nos sitúan desde hace siglos en la zona más baja de todas las estadísticas posibles. Y sería de agradecer que las instituciones y los partidos políticos hicieran un riguroso análisis. La Historia hace tiempo que lo ha hecho,  pero parece que ni el gobierno de Madrid ni el de Sevilla han sabido interpretar las causas profundas de nuestro atraso en el supuesto de que hayan leído algo al respecto. Parece que nos resulta suficiente mirarnos el ombligo, recurrir a la riqueza de nuestro folklore, al flamenco y las dichosas e invasivas sevillanas, a Alberti, Lorca, Góngora, Murillo, Picasso, etc., a nuestro importantísimo patrimonio artístico, a nuestros variados elementos turísticos…

 

 

Gaspar Zarrías

Gaspar Zarrías

 

 

 

Javier Arenas

Javier Arenas

 

 

 

 

        Sin restarles un ápice de trascendencia a semejantes glorias incuestionables, creo que Andalucía debe dar un golpe de timón y plantearse muy seriamente en qué fallamos (el pueblo de a pie, la oligarquía y el empresariado, los dirigentes y la oposición, el mundo de la cultura, la ciudadanía…) porque, pese a los discursos oficiales de autobombo, la realidad deja mucho que desear. No nos puede bastar con los millones de turistas si no somos competitivos; ni es suficiente nuestra historia si el presente se acerca a lo desolador; ni bastan las sevillanas o la voz de Camarón si el índice de analfabetismo, de uso de bibliotecas o asistencia a espacios culturales resulta desolador. Repetimos un esquema que no sirve y que excluye de la actualidad a un amplio grupo humano, que perpetúa los viejos esquemas pretendidamente identitarios (toros, flamenco, gastronomía, simpatía con los visitantes foráneos, cofradías, casetas de feria, feria del Rocío, etc.) como si con eso bastara. Pero con eso no llegamos al mundo de excelencia que se pretende en la estructura de nuestro mundo global. Si en la crisis del 98 se pedía doble vuelta de llave al cerrojo de la tumba del Cid, la modernidad nos demanda que cerremos una identidad andaluza así de castiza, tan de oropeles, tan oficial, y nos pongamos a ganarnos nuestro futuro, sin maquillajes de colores políticos, ni reminiscencias sevillanas, ni cantos de absurdo triunfalismo, ni… Andalucía está ahí, con mil lacras que nos hemos ganado entre todos con nuestro conformismo, pero también con el inmenso potencial que llevamos dentro.

 

 

Juan Manuel Moreno Bonilla

Juan Manuel Moreno Bonilla

 

 

 

 

Juan Manuel Sánchez Gordillo

Juan Manuel Sánchez Gordillo

 

 

 

Diego Cañamero

Diego Cañamero

 

        Pero no se puede acelerar a base de permanente guerra entre partidos, de discursos oficiales que son fuego cruzado y estéril desmotivación de la gente. Alguien tendrá que conducirnos (ese es el significado de la palabra líder) hacia el mañana con energía, con carisma y con ganas de dejar atrás tanta mística andaluza, tanto atraso y tanto vacío.    

Alberto Granados

 


Publico un libro

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        Así es, amigas y amigos que seguís este blog. Algunos de mis amigos más próximos llevan ya tiempo insistiéndome machaconamente en que debía publicar. Argumentan que mis relatos ya son lo bastante maduros como para que aparezcan en libro y, por otra parte, yo tenía bastantes ganas de cumplir ese sueño, así que me he permitido un capricho: Mi Mariana contemplando las mareas y otros relatos ya es una realidad.

Portada

        Cuando lo decidí a principios de Marzo, seleccioné doce relatos de entre los aparecidos en mi blog durante los últimos cinco años. Tuve mis dudas y hubo algún relato que se cayó de la lista original (el caso de El aljibe, que además de ser demasiado granadino, exigía incluir una página en color con el famoso cuadro de George Owen Wynne Apperley en el que se basa). El proceso siguió con una depuración de los doce cuentos seleccionados. Una cosa es el formato blog, abierto y siempre modificable, y otra un libro impreso, que casi exige una fijación definitiva. He corregido mucho, algunos pasajes han sido amplificados y otros suprimidos; he cuidado mucho el lenguaje y la sintaxis y, cuando encontré la forma que yo entiendo más perfecta, esa que yo llamo “provisionalmente definitiva”, me planté en una imprenta, donde fui magníficamente atendido y recibí un presupuesto razonable.

        Pero no fue todo así de fácil. He tenido que maquetar, diseñar la portada y el marcador de páginas, encargarme de gestionar el ISBN y el Depósito Legal del libro, revisar galeradas, organizar la presentación y, lo más difícil: eso de dedicar una serie de ejemplares a familia, amigos y colegas de letras, preparar los sobres correspondientes, llevar al correo las entregas postales y repartir las manuales (aún no he terminado, aunque deseo hacerlo antes del miércoles)… algo que me está resultando casi tan azaroso como la fase de preparación.

        El libro, por el momento, está disponible en mi librería de siempre: Nueva Gala (Almona de san Juan de Dios), lo digo por si alguien desea tenerlo ya.

        Pero la presentación en sociedad de mi criatura será el próximo miércoles, día 19, a las 20,00 h. en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, donde me gustaría veros, aunque tampoco pretendo obligar ni hacerle compromiso a nadie: quien vaya, será bien recibido. Quien no quiera o pueda está excusado de antemano.

        Para la presentación cuento con María de Leyva Campaña, Concejala de Cultura, y José Vallejo Crespo, responsable de la política cultural del Ayuntamiento, a quienes agradezco la amabilidad y eficacia con que han gestionado mi petición (en este aspecto, es de justicia incluir a Amelia Mesa). Ambos se ocuparán de la parte protocolaria, aunque sé que no limitarán su intervención a sus funciones institucionales, sino que pondrán todo el calor en mi libro. Y se lo agradezco, especialmente, a María, que no está pasando por un momento personal especialmente relajado.

Invitación (aún no se había sumado José Vallejo)

       

         Y de la parte literaria se ocuparán mis dos queridos amigos Francisco Gil Craviotto y el poeta Miguel Cobo Rosa, al que he obligado a venir desde Córdoba para acompañarme (no he tenido que insistirle mucho, la verdad). Hace unos años, Miguel vino a leer sus poemas en La Expositiva, llamado por la Asociación Cultural Diente de Oro y fui yo quien lo presentó. Y respecto a Gil Craviotto, también lo he acompañado en alguna presentación de sus obras. Ahora me devuelven la gentileza, aunque sé que su amistad y afecto no son objetos de cambalache, sino vivencias muy sinceras.

        Habrá también música: dos queridos amigos de la OCG se me han ofrecido, muy generosos, para actuar en la presentación. Será un magnífico colofón que me permitirá contextualizar una parte muy concreta de uno de los relatos.

        El sábado 22 a las 20,00h. estaré firmando ejemplares en la Feria del Libro, pero no en la caseta oficial de firmas (mi libro llegó fuera de plazo), sino en la caseta de la mencionada Librería Nueva Gala, donde sé que me sentiré como en mi casa. Hay incluso otra presentación en un ámbito muy querido para mí: en el CEIP Medina Elvira de Atarfe, el colegio donde pasé once años como maestro y, la mayor parte del tiempo, como Secretario. Allí dejé muchas familias amigas y muchos críos, los mayores de los cuales ya han acabado sus carreras universitarias y algunos hasta se han casado y tienen hijos en el colegio. Creo que les debo una visita para el reencuentro. Aún no he concretado la fecha con la Directora actual, pero supongo que será ya en Mayo.

        Para los lectores de Madrid, a muchos de los cuales he conocido en la web de Antonio Muñoz Molina, estoy gestionando enviar unos ejemplares a la librería 3,14, de la que forma parte una amiga bloguera: Alejandra Díaz Ortiz. Cuando el dato esté confirmado, modificaré esta entrada para avisarles a los madrileños.

        En síntesis: que aquellos cuentos fabricados con sueños de entonces se convierten en mi sueño de ahora, en mi capricho al fin cumplido. Amenazo: si le pillo el gustillo, puedo convertirme en un problema, que material tengo para varios libros más. El que avisa no es traidor.

Alberto Granados


70 menos uno

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        Antonio Enrique es una de esas personas que reedita en cada encuentro el placer de la conversación inteligente, de la erudición sin aspavientos, del afecto, la ironía, el humor sabio y la amistad. Cada vez que tenemos ocasión de encontrarnos paso un rato muy agradable y siempre le envío un correo agradeciéndoselo: no abundan las personas carismáticas en esta sociedad cada día más zafia.

        Hace unas semanas, nos vimos, aunque no pude compartir con él una cerveza, ni charlar simplemente por tener aquí a mi familia. El motivo del encuentro: presentaba en el Centro Artístico una antología llamada 70 menos uno. Antología emocional de poetas andaluces (Málaga, El toro celeste, Julio de 2016) en la que él ha hecho la tarea de antólogo y coordinador de la edición.

 

 

 

01 Portada

 

        El libro está formado por 69 poemas de autores nacidos entre 1923 y 1973, es decir, un período de cincuenta años por el que han ido desfilando diferentes tendencias poéticas, desde la poesía de postguerra a las poesías “de la experiencia” y de “la diferencia”, ambas tendencias surgidas en Granada. Sería una antología más si no incluyera una particularidad: cada autor ha seleccionado su poema y explica la circunstancia en que surgió, la intrahistoria de su vivencia creativa, el espíritu de su creación.

 

 

02 Antólogo y editor

 

       La idea surgió durante el encuentro que mantuvieron el editor, Rafael Ballesteros, y el propio antólogo durante el verano de 2014. Lanzada la idea por Ballesteros, Antonio Enrique recogió el guante y ambos empezaron a madurar la idea. El prólogo lo explica magníficamente: «A los poetas fuera procedente lanzarles una sola pregunta: ¿Por cuál de todos tus poemas te gustaría ser recordado? Así, tan simple y escasamente académico como esto. Y otras dos, consecutivas: ¿Por qué lo has elegido?, una; y ¿cuáles fueron sus circunstancias?, la otra, esto es cómo y cuándo. El texto en su contexto, quiero decir».

 

 

 

03 Antonio Enrique

 

 

        Cuando la idea se fue afirmando, se les envió a los poetas la petición y la nómina de firmas que podrían aparecer en el libro. Se les hacía otra petición, ya en Octubre del mismo año: que señalaran las ausencias notables en la lista de poetas. En la nómina inicial de 74 invitados hubo varias inclusiones y autoexclusiones posteriores (los poetas son, a veces, complicados de entender), hasta llegar a la lista definitiva de sesenta y nueve firmas.

 

 

04 Enrique Morón

 

 

 

 

        La antología repasa la obra de cada autor en una ficha bibliográfica, después ofrece el poema seleccionado y, finalmente, la explicación emocional del mismo. De esta forma, el lector comprende el sentido más íntimo de poemas que así ofrecen su más profunda esencia: Una camisa negra, de Enrique Morón, tiene una lectura muy diferente cuando el lector sabe que quedó huérfano muy pronto y que su madre le obligó a un riguroso luto de los de entonces. Porque su desgarrado poema ofrece un aura de tristeza y desaliento antiguos, pero no explicita la realidad que aquel atormentado niño vivió. Otro ejemplo: Manuel Gahete ofrece su poema Ella, del que aclara su situación personal llena de pasión y la alegría de saber que iba a ser padre.

 

05 Arcadio Ortega

 

 

Estoy ahora en un afán muy concreto (publico y presento un libro) que me absorbe las horas, por lo que confieso que no he terminado el libro, pero sí que he entrevisto ya el contenido de bastantes autores. Prometo hacer una lectura pausada y reflexiva que sin duda se merecen los firmantes, el editor y el antólogo, pero la idea de esta antología me parece tan soberbia que no puedo aguantar hasta su lectura total para incluir su reseña en el blog e invitar a los lectores a disfrutar de tan original corpus poético. Especialmente, cuando la Feria del Libro está a la vuelta de la semana.

 

 

06 Carmelo Sánchez Muros

 

 

        Los poetas aparecen por riguroso orden cronológico de nacimiento, comenzando por Pablo García Baena y terminando por la más joven, que es Raquel Lanseros. Para orientar a los posibles interesados os he hecho una división por ámbitos geográficos (las ocho provincias andaluzas, Melilla y Tetuán):

Almería:

José Alfredo Egea (1926) y José Antonio Sáez (1957)

Cádiz:

Pilar Paz Pasamar (1933), Carlos Álvarez (1933), Manuel Ríos Ruiz (1934), Ángel García López (1935), Antonio Hernández (1943), Jenaro Talens (1946), Jesús Fernández Palacios (1947), Rosa Romojaro (1948), José Ramón Ripoll (1952), José Lupiáñez (1955), Juan José Téllez (1958), Felipe Benítez Reyes (1960) , Mauricio Gil Cano (1964), Josefa Parra (1965) y Raquel Lanseros (1973)

Córdoba:

Pablo García Baena (1923), José de Miguel (1923), Antonio Romero Márquez (1936), Carlos Clementson (1943), Juana Castro (1945), Ángeles Mora (1952), Antonio Rodríguez Jiménez (1956), Concha García (1956), Manuel Gahete (1957), Alejandro López Andrada (1957), José Antonio Santano (1957), Isabel Pérez Montalbán (1964), Vicente Luis Mora (1970), Pablo García Casado (1973) y José Luis Rey (1973)

Jaén:

Manuel Ruiz Amezcua (1952) y Francisco Morales Lomas (1957)

Granada:

Rafael Guillén (1933), Mariluz Escribano (1935), Arcadio Ortega Muñoz (1938), Carmelo Sánchez Muros (1941), Enrique Morón (1942), Antonio Carvajal (1943), Álvaro Salvador (1950), José Carlos Rosales (1952), Justo Navarro (1953), Luis García Montero (1958) y Francisco Domene (1960)

Huelva:

Juan Cobos Wilkins (1967), Manuel Moya (1960) y Francisco Silvera (1969)

Málaga:

José Infante (1946), Francisco Ruiz Noguera (1951), Francisco Fortuny (1958), Rafel Inglada (1963), Álvaro García (1965), Juan Carlos Friebe (1968) y Julio César Jiménez (1972)

Melilla:

Antonio Abad (1949)

Sevilla:

Julia Uceda (1925), Manuel Mantero (1930), Aquilino Duque (1931), Pedro Rodríguez Pacheco (1941), Manuel Jurado López (1942), Pilar Marcos Vázquez (1945), Rosa Díaz (1946), José Antonio Moreno Jurado (1946), José María Algaba (1954), Ramón Reig (1954), Carmelo Guillén Acosta (1955) y Víctor Jiménez (1957)

Tetuán:

Rafael de Cózar Sievert (1951-2015) y Pilar Quirosa-Cheyrouze (1956: No hace ni dos meses que he leído su Memorial shadow).

 

 

07 José Carlos Rosales

 

 

        El lector de poesía podrá estar de acuerdo o no con la selección, que es lo que suele pasar con una antología en que aparezca Fulano que me gusta menos que Mengano, pero ya ha quedado señalado el proceso y las exclusiones. Creo que la nómina es rica, abundante y variada y las fichas de publicaciones, así como el poema con su explicación, pueden ser una verdadera tentación para el lector de poesía. Dejaos llevar, caed en la tentación, antes que arrepentiros después por haber dejado pasar esta impagable muestra de cincuenta años de nuestra poesía más cercana.

 

 

08 Ángeles Mora

 

 

 

         Y una anécdota sobre el acto de la presentación. Algunos de los poetas locales que aparecen en la antología estuvieron presentes y leyeron y aclararon sus poemas. Otros faltaron. Cuando el acto languidecía, hice un propuesta: Granada cuenta con cuatro Premios Nacionales de Poesía: Rafael Guillén, Antonio Carvajal, Luis García Montero y Ángeles Mora, la única presente en la sala del CALC esa tarde. Era una pena que el público se perdiera los poemas de los tres ausentes. Debían leerse.

09 Antonio Enrique y yo leyendo los poemas de los Premios Nacionales de Poesía ausentes. Fotografía de Ana Jiménez Valladolid

 

 

 

10 El poema de Antonio Carvajal

Antonio Enrique decidió que los leyéramos él mismo, el editor, y finalmente yo, tal vez por bocazas. Fue un pequeño homenaje. Disfruté leyendo un poema de combate de Carvajal, de cuando los tiempos heroicos de la Transición. Me permito reproducirlo, aclarando que, sobre la base de una canción tradicional, explota en rabia por la muerte de Francisco Javier Verdejo en agosto de 1976. Disfruté leyéndola.

Alberto Granados


El rostro de san Juan (Fernando de Villena)

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        En estos días he terminado la última novela de Fernando de Villena (El rostro de san Juan, Ed. Port Royal, Marzo de 2017), una novela extraña y apasionante a partes iguales. Villena, con una producción literaria ya abundante en poesía, novela, ensayo y artículos periodísticos, firma su novela más compleja, en que repite esquemas que ya le he leído en anteriores entregas, pero sabe darles una impronta totalmente novedosa. He ahí una contradicción que me fascina en esta novela: innovar al repetirse o repetirse con un sabor diferente y nuevo.

Portada de la novela

        Subtitulada Un cuadro perdido de Alonso Cano, aparece en esta novela un mecanismo narrativo que ya explotó en Mundos cruzados y que bebe directamente de una obra anterior (El escarabajo) de su admirado Manuel Mujica Lainez: un objeto sirve de hilo conductor a través de los siglos. Lo que en Mujica era un escarabajo egipcio y en Mundos cruzados un complicado reloj de la época del Emperador Carlos V, en esta novela es la extraña e inquietante fisonomía de un san Juan que forma parte de un retablo, junto a otras tres tablas con los demás evangelistas. El cuadro fascina e inquieta a las generaciones de descendientes de don Francisco de Garcerán desde los tiempos de Alonso Cano hasta la actualidad.

        Pero esta vez, Villena introduce varios elementos novedosos: para empezar, ensarta tres tramas distintas y, a la vez, complementarias. La primera se remonta a la biografía de Alonso Cano, al que sigue desde la Granada de sus comienzos artísticos, hasta la Sevilla de Velázquez o el Madrid del Conde-Duque de Olivares y Toledo. El la Corte, recibe el encargo del aristócrata de pintar los cuatro evangelistas para la capilla de su palacio de Fuentidueña. Para san Juan usa como modelo a un rufián asesino que matará a la propia esposa del pintor para robarle. Con ello, esta tabla inicia su influencia maléfica incluso antes del momento en que el aristócrata cuelga el retablo.

        La segunda trama nos ofrece el devenir de ese palacio (también Mujica Lainez escribió un texto en que el protagonismo recaía en una casa) y del cuadro, que nunca dejará indiferentes a los sucesivos herederos. Estos conforman un derroche de materia narrativa en la que cabe de todo, desde personajes ruines hasta héroes, de mujeres perversas hasta señoras abnegadas que sobrellevan su dolor disimulando su desgracia.

Villena en la presentación de su novela anterior. Feria del Libro de 2016

        La última fase se ocupa del desenlace, en nuestros mismo días, un desenlace en que se rastrea el influjo perverso del asesino que dio rostro al evangelista. Corrupción, traiciones, falta de valores éticos, robos y asesinatos, gente importante que acaba en la cárcel, adulterios y engaños… como un reflejo de una sociedad, la nuestra, enferma y desnortada que genera tramas reales muy parecidas en cada noticiario.

        Con tan dispares materiales, Villena construye una inteligente novela que cubre cuatrocientos años de nuestra Historia y deja al lector en un permanente suspense, pues resulta imposible saber hacia dónde se dirige la trama hasta que se llega a la última página. Y todo el copioso caudal novelístico está lleno de amenidad y de una prosa bellísima, que tal vez sea el mérito que más me ha calado. En efecto, hay pasajes, especialmente en la primera parte de esta obra, en que me he sentido orgulloso de ser hablante de un idioma tan bello como el que Fernando registra, un idioma que constituye nuestra heredad, en palabras de Dámaso Alonso y que destrozamos con nuestra ligereza y nuestra insensibilidad ante la grandeza de nuestro legado lingüístico.

        La enorme diversidad de personajes queda resuelta con verdadera maestría. En ese abigarrado conjunto caben la miseria ética junto a la grandeza, el sacrificio, la desesperación, la alegría, las pasiones tempestuosas… que deambulan por diversos escenarios, desde España hasta la América Latina (otro de los recursos que Fernando recupera). En todos los casos, los personajes y ámbitos espacio-temporales han quedado perfectamente definidos con insoslayable maestría.

        En síntesis, una novela original a la vez que reiterativa en ciertos aspectos, amena, interesante, eficaz desde el punto de vista narrativo… Una novela para tener en cuenta en la inmediata Feria del Libro. El autor firmará ejemplares esta misma tarde, a las 19,00 h., en la caseta de Librería Nueva Gala.

Alberto Granados


El tío Pepe David

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        Tendría yo unos ocho o nueve años cuando comencé a coleccionar sellos, tal como hacía mi primo Jaime, que me proporcionó buena parte de sus piezas repetidas y me introdujo en la filatelia. Una hermana de mi abuela, la tía Camila, al enterarse de mi nueva afición, me prometió darme los restos de las colecciones (sellos, monedas y postales) de su marido, el tío Pepe David, a quien no llegué a conocer. Me aclaró que ya solo quedaba lo menos valioso, pues los sellos y monedas importantes habían tenido que venderlos para sobrevivir e intentar comprar antibióticos para su marido. La entrega sería tras su muerte, para lo que metió varios paquetes en una caja de zapatos sobre la que escribió a lápiz su decisión testamentaria. Mi tía murió cuando yo tenía ya los veinte años cumplidos, por lo que su generosa herencia me dejó bastante indiferente. Era un momento en que yo estaba en otras cosas mucho más sustanciosas y relacionadas, especialmente, con las chicas, o más bien con la problemática ausencia de ellas.

        Las monedas, sellos y postales han estado un montón de años almacenadas en distintas cajas, sin que yo les prestara demasiada atención, aunque es verdad que, al jubilarme, puse en mi anterior blog varias series, pues me sorprendió la frescura, la belleza o la oportunidad de algunas postales: la serie “Bañistas de Biarritz” o el golpe de Estado en Honduras en 1924. Y en este mismo blog, la serie “Faros”.

 

 

 

 

 

Muelles de El Callao (Perú), 1917

 

 

Vista del Riachuelo, (República Argentina, ca. 1920)

 

 

Refugiados musulmanes en Salónica (1914) o la Historia se repite

 

        Muchas décadas después de la muerte de Pepe David, en el Ayuntamiento de Estepona alguien se da cuenta de que las fotos antiguas de la población, con las que se pretende montar una muestra, son casi exclusivamente las que mi tío encargó a un fotógrafo profesional para enviárselas a sus corresponsales. Y rastreando al personaje dan conmigo. Varias llamadas y correos interesándose por la biografía de Pepe David y el generoso envío por su parte de la documentación que han encontrado: varias postales escaneadas, un enorme pdf con todo el proceso ante el Tribunal contra la Masonería y el Comunismo, su condena y su expulsión del cuerpo, un informe de Falange, donde curiosamente, lo defienden por su carácter pacífico y respetuoso…

El equipo de Patrimonio ha encontrado sorprendentes hallazgos en esta imagen en la que aparece una iglesia hoy desaparecida

 

 

 

Estepona

 

 

El faro de Punta Doncella

 

 

 

 

 

Otra imagen con Pepe David (el más alto) y mi abuelo

 

        Por mi parte, les he prestado un total de 260 postales del primer tercio del s. XX que el equipo municipal del patrimonio esteponero ha escaneado, ordenado con metodología archivística y me ha devuelto, algunas de las cuales forman parte de la exposición, en una sala llamada Sala José David, a cuya inauguración asistí en nombre de la familia el pasado jueves 4 de Mayo.

 

 

Pepe David con tía Camila y Dionisillo, un hermano de mi madre que murió poco después de fiebres tifoideas

 

 

 

La misma toma más de cien años después: un faro más alto y sin mis fantasmas familiares

 

 

        Eso de que un pariente remoto reciba un homenaje por el daño que se le hizo, solo por sus ideas, durante la dictadura de Franco me ha emocionado. Y el largo paseo hasta el faro me produjo una reacción extraña, de proximidad a la tragedia que vivieron los dos.

        El jueves, tras las intervenciones de la Comisaria de la exposición (Victoria Infante) y un fotógrafo local (Juan Galán), fue mi turno. Con una sala de la llamada Casa de las Tejerinas llena de gente, conté la percepción que tengo del “tío Pepe David”. Esta fue mi intervención:

        Señoras, señores, miembros de la Corporación Municipal, gestores de esta exposición, buenas tardes.

 

        Se suele definir al ser humano como “animal racional”, concepción que, aun siendo verdad, deja fuera de campo otras dimensiones esenciales de la persona, pues cualquiera de nosotros somos también creativos, contradictorios, interrogativos, sociales… y emocionales. Es verdad que somos animales, a veces demasiado animales como suelen mostrar los noticiarios; también es cierto que somos animales que nos hacemos preguntas trascendentes e intentamos encontrar sus respuestas entre la angustia existencial, la duda de saber para qué estamos aquí y el análisis de nuestras propias contradicciones. Y que somos creadores, en una extensa gama que va desde lo más sublime del arte hasta los simples memes y chistes.

        Pero hoy me interesa enfatizar nuestra dimensión emocional, esa que nos conmociona ante la injusticia, la desgracia o el dolor infligido a nuestros semejantes. Por eso he venido a Estepona para asistir al reconocimiento de lo que en menor o mayor grado dejó hecho el tío Pepe David en favor de esta población, de cuyo faro fue torrero durante muchos años.

        Mi memoria no alcanza propiamente al recuerdo de este hombre. Los vagos recuerdos son, muy posiblemente, inducidos por las conversaciones oídas en mi casa durante años. Supongo que murió en los primeros cincuenta, en tanto que yo nací en 1949, de ahí mi ausencia de recuerdos. Pero siempre aparecía en la charla de mesa camilla el tío masón, el desclasado, el maldito en una familia de benditos bienpensantes, católicos practicantes, del Régimen y, de forma inequívoca, “de orden”, signifique eso lo que pueda significar. Era librepensador y masón, algo que repugnaba el orden eterno de las cosas de mi familia, pero todos coincidían en algo muy importante: era respetuoso, abierto, muy cariñoso con toda la chiquillería del viejo caserón en que me crié. A pesar de sus extravagantes ideas, se le quería y admiraba a todos con la belleza de sus múltiples colecciones: sellos, monedas y postales, algunas de las cuales se exponen aquí hoy.

        No sé decir cómo ni cuándo conoció a su mujer, la dulce tía Camila, hermana de mi abuela materna. No me cuadra demasiado que un hombre nacido en Alicante y con evidente vocación costera llegara a conocer a una mujer criada en Alcaudete, entre olivos, y que tal vez no habría visto jamás ni el mar, ni un faro, ni mucho menos a un farero, pero se conocieron y se casaron. A partir de ahí, y un poco a regañadientes, fue aceptado por el resto de los Palacios, pese a ser esa especie de grano que desentona en la cara bonita de mi conservadora familia. Y desde entonces genera un rico anecdotario, mil ves oído con la atención que le es propia a la magia de los cuentos.

         Que cuando ingresó en la masonería tuvo que pasar una noche en un ataúd, lo que le produjo bastante hilaridad; que facilitaba el que mi tía Camila practicase el culto religioso; que cuando estaban en la casa familiar de Alcaudete les regañaba a mi abuela y sus otras cuñadas y sobrinas porque rezaban el rosario con poco recogimiento, ya que se interrumpían frecuentemente unas a otras para darse recados sobre temas domésticos y eso no le parecía serio; que en los tiempos de máxima violencia accedió a coger el varal del palio para una procesión porque otros hombres no se atrevían, ya que había en las proximidades un izquierdista armado y aclaró después que no le parecía aceptable el papelón que los fieles creyentes le estaban haciendo pasar al pobre cura…

        El BOE del 28 de Enero de 1941 fijaba su expulsión definitiva del cuerpo de torreros de faro, tras un largo proceso que se inició tan pronto como terminó la guerra incivil. Abatido, humillado, herido en sus creencias por la nueva España del Régimen, fue condenado a doce años solo por sus ideas. Su amargura venía de antes, ya que su republicanismo socialista se fue apagando durante el conflicto al ver las barbaridades de sus correligionarios y al sentirse amenazado por las barbaridades del bando alzado. Fue, sin duda, uno de los primeros españoles que alcanzó lo que hoy llamamos en términos históricos la equidistancia. Aún le quedaba un horror más: la cárcel, de donde salió enfermo de una afección urinaria de la que no se repuso.

       Mientras, su mujer, mi tía Camila, fue acogida en casa de su hermana Enriqueta, pintora de profesión, que no dejó de aclararle un solo día que se encontraba en semejante desamparo por culpa de su marido. La vieja coplilla reflejada por Cela en su obra La colmena: Desgraciaito el que come / el pan por manita ajena / siempre mirando la cara, / si la ponen mala o buena. Más humillación, en este caso revestida de caridad cristiana.

        Cuando el tío Pepe David salió del penal de Burgos, se dejó humillar aun más por su cuñada porque no le quedaba otro remedio, simplemente porque no quería que su esposa pasara hambre. Me cuesta trabajo asumir el sufrimiento que todo ello debió de producir en aquel hombre unánimemente aceptado como honesto e íntegro, pero el hambre da cornadas difíciles de restañar. Por extraño que les pueda parecer este anecdotario, Pepe David fue generoso con su mujer hasta su último aliento al permitir que le llevaran el viático en su lecho de muerte. Mis hermanos y primos hemos debatido si ese último gesto fue una concesión final, como le gustaba pensar a la generación anterior de mi familia, que vio en ello a la oveja descarriada que vuelve al redil, o un último acto de amor a su esposa a la que intentó tranquilizar sobre las condiciones espirituales de su particular más allá.

Este fue José David Vidal, a quien hoy Estepona le rinde este pequeño tributo y en razón de eso estoy aquí para acompañar su recuerdo y agradecer en nombre de la familia el homenaje, tanto a la Corporación Municipal, como al equipo que directamente se ha ocupado de esta muestra.

        Solo me queda compartir con ustedes una reflexión final: hubo muchas víctimas de la barbarie y del consecuente nacionalcatolicismo del Régimen. Muchos, seguro que demasiados, siguen perdidos en cunetas y lejos de sus familiares. Mi tío y otros muchos miles exigen desde sus enterramientos, cunetas y fosas comunes algo con lo que se hacen denigrantes bromas y manifestaciones desafortunadas: memoria, justicia y reparación. No es Memoria Histérica, no se abren heridas porque jamás se han cerrado del todo, no es afán de allegar subvenciones. Es un simple acto de justicia que nuestra época, nuestro entorno civilizado y nuestro sentido común exigen, desde mi punto de vista, que no es más que la perspectiva de un animal racional, pero también emocional.

Muchas gracias

         Recibí una intensa ovación y hubo gente que, a la salida, me esperó. Me sentía un tanto incómodo por si la referencia a la Memoria Histórica pudiera haber molestado a alguien, pero creí muy necesario incluir mi breve mención de este aspecto. Una señora me dijo a la salida: “Aquí hicieron barbaridades. Está bien que haya aparecido en tu discurso. Muy bien hecho”. Fue una jornada muy emotiva para mí y me alegro de haber hecho el viaje, que me ha permitido, no solo descubrir un pueblo precioso (más bien ciudad, que alcanza los 70.000 habitantes, si bien dispersos en urbanizaciones costeras) y al equipo de Patrimonio (archiveros, arqueólogo, restauradora, fotógrafo, los que se han encargado del escaneado…: Carmen Pérez Hinojosa, Alfredo Galán, Rafael Galán, Victoria Infante, Ildefonso Navarro, José Gil… ), así como al Concejal de Cultura, José María Guerrero. Todos ellos me han demostrado ser unos entusiastas profesionales. Algo de agradecer en una época en que lo público se menosprecia, inexplicablemente. Gracias a todos ellos y al público de Estepona, del que recibí un apoyo total y un calor humano que me hicieron sentirme como en mi casa.

 Alberto Granados

 

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Cartel de la exposición

 

 

 

 


El concierto del desconcierto

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        En los inicios de este blog escribí sobre los fallos de las personas relevantes, esas personas que admiramos por alguna de sus capacidades, de los genios en cualquier disciplina. Sus fallos nos los aproximan, los hacen vulnerables y limitan la distancia que los separa de nuestra mediocridad sin mermar un ápice nuestra estimación por ellos. En aquella ocasión, me ocupé de la grabación de la versión operística de West Side story, dirigida por el propio Leonard Bernstein, con un José carreras lleno de fallos y creador, por ello, de un clima de tensión entre músicos y cantantes.

        Hace unas semanas, oí en algún programa de la SER una anécdota sobre otro fallo de un genio. Aparte de la reacción instantánea, me dio después por buscar en la red, donde corroboré el hecho, que hoy deseo compartir con los visitantes de este blog.

La pianista en una foto de Carlos Alba para El Mundo

        Imaginemos una pianista genial a la que admiro, como la portuguesa Maria João Pires, de la que he oído muchas veces sus Nocturnos de Chopin. El piano adquiere en sus manos una sonoridad inigualable en que la música fluye con una serenidad que es un regalo. Pues bien, la Pires es la solista invitada para un lunchtime concert en Amsterdam. Tiene que interpretar uno de los conciertos para piano y orquesta de Mozart. Es una pieza ya rutinaria en su repertorio y no le ofrece nada nuevo, así que parece no tener problema.

        A diferencia de los conciertos normales, el lunch concert es menos formal. Al ser a mediodía (a la hora del almuerzo, es su significado), las damas y los propios artistas se engalanan menos, hay un aire menos litúrgico, más informal, y, sobre todo, suele llevar una preparación menos rigurosa, ya es frecuente que solista y orquesta no hayan ensayado previamente en común, pues estos conciertos se organizan llenando con cierta premura los huecos en las agendas de unos y otros.

        El hecho es que en 2010, la Pires participa en uno de estos conciertos, junto a la Orquesta del Amsterdam Concertgebouwy, dirigida por Riccardo Chailly. Todos los ejecutantes están atentos a la batuta del director y se inicia el concierto: lo hace con el juego de cuatro notas que se repiten continuamente en el Allegro del Concierto para piano y orquesta nº 20 en re menor, K466, de Mozart. A la pianista le cambia el gesto: ha preparado un concierto diferente (Minuto 0,45 del vídeo) y se da cuenta al primer compás. La preocupación asoma visiblemente en su semblante y tras unos segundos, cuando se aproxima peligrosamente el instante en que el auditorio espera la magia de su piano, inicia un diálogo con el director.

 

 

        -Yo tenía apuntado otro concierto en mi agenda… (y hace un gesto de escribir sobre la mano) (Minuto 1,35 del vídeo)

       -Este lo tocaste en la última temporada (el director sonríe). Lo puedes hacer. Estoy seguro de que lo harás bien.

        La pianista está confusa y el gesto que muestra su rostro es de verdadero pánico, mientras la orquesta está a punto de cederle el turno para llevar el peso de un concierto al que le faltan más de treinta minutos de ejecución. Y en ese momento (Minuto2,50) empieza el prodigio: el piano empieza a sonar con su mágica fluidez, con una música luminosa que consigue emocionar, incluso a quienes, como es mi caso, vemos la obra de Mozart un tanto fría y cerebral.

        El director comenta tiempo después en una entrevista que no le extrañó tanto que la solista se supiera de memoria la partitura, sino su superación del pánico inicial y añade que no apreció un solo error. Ese tipo de cosas hacen grandes a determinadas personas. Aunque se equivoquen.

Alberto Granados


Juramentos

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La entrada “jurar”, según el DRAE

 

        Como señala nuestro más canónico diccionario, hacer un juramento implica conceptos éticos como afirmación o negación, fidelidad, sometimiento a normas o jerarquías. Para tan solemne situación, se solía invocar a Dios hasta muy recientemente, en que se da la alternativa de “prometer por el honor” de quien hace el juramento y la liturgia del acto quedaba sacralizada por el gesto de poner la mano sobre una Biblia que ahora puede ser una Constitución.

        Un juramento muy especial ha sido siempre el acto de la jura de bandera, que de nuevo el DRAE define como:

      «Jura de bandera.

  1. Col. Promesa civil de lealtad y servicio a la nación.»

        En esta ocasión, el juramento remite a los conceptos de lealtad y servicio, así como al peliagudo “Nación”.

        Y todo esto viene a que el pasado domingo, al llegar a la explanada del Palacio de Congresos, oí música militar. A mí me pasa como a Georges Brassens, que lo militar me dice muy poco y no me emociona le clairon qui sonne. Al ver muchas banderas nacionales, una formación militar que un momento después inició un breve desfile y un montón de gente arregladita como para ir de boda (Serrat, diría) pregunté a un agente de la Policía Nacional por la naturaleza del acto con la esperanza de que no fuera un cuartelazo. Se trataba –me dijo muy amablemente el policía- de la jura civil de bandera.

        Yo juré bandera por lo militar, es decir, si de verdad, de verdad de la buena, yo estaba dispuesto a derramar hasta la última gota de mi sangre para defender algo tan ambiguo como España. No me dieron opción a explicarme, porque yo ya entonces tenía muy claro que no estaba llamado al heroísmo que el Régimen había ido sembrando como ideología oficial, junto al orgullo de ser español y otras trampas que arrimaban el ascua ideológica a un régimen que ya por entonces me daba asco. Dice Muñoz Molina en su último artículo de la serie Visto y no visto: «Las guerras las organizan los grandes patriotas aliados con los fabricantes y los traficantes de armas. Siempre que los patriotas andan sueltos provocan grandes cantidades de muertos y de apátridas».

        Yo estoy muy orgulloso del paisaje en que he nacido, de parte de su Historia y de su cultura, de ciertos aspectos de nuestra manera de ser, pero podría estar igual de orgulloso de otras situaciones que he visto en otros países. Para mí, la patria es solo la tierra de mis padres que a fin de cuentas es el significado etimológico de la palabra, pero creo que si tuviera que irme a vivir a otro país, muy pronto me sentiría orgulloso de lo que viera positivo en mi nuevo asentamiento.

        Y si ya hablamos de símbolos, como la bandera o el himno nacionales, para mí son solo eso: símbolos. Y en caso de conflicto me iría tan lejos como pudiera, tentación que ya sentí cuando la marcha verde, que tuvo lugar solo unos meses después de licenciarme como artillero de segunda (mi escaso entusiasmo hizo que no llegara ni a cabo).

       El acto del domingo está muy bien para quien crea en su contenido, que no es mi caso. Una serie de civiles desean libremente jurar su españolidad. Respeto su decisión, pues cada uno es muy libre de aferrarse a los gestos que desee, pero tal vez esa ceremonia debería celebrarse sin la presencia del Ejército, que, a fin de cuentas, no es depositario de cometidos civiles. Podría hacerse en el Ayuntamiento o en la Subdelegación del Gobierno, dos escalones del poder civil recogido en nuestra senil Constitución.

        Había mucha gente, no sé si para jurar bandera o por ese carácter gregario de nuestra ciudad. Muchos iban con una chapa en la solapa y supongo que serían los que acababan de jurar su inequívoca resolución de ponerse al servicio de su país… Pero yo veo a unos y a otros jurar cargos por su honor, por Dios o por lo que haga falta y unos meses después nos están robando. Y veo a empresarios voraces que no pagan lo que deben a sus empleados y además se llevan a paraísos fiscales el dinero del país, empobreciéndonos a todos. Y veo campañas electorales pagadas con fondos corruptos y protegidas por la Fiscalía. Y veo una costumbre de no pagar el IVA y de defraudar, si es que pueden hacerlo. Y veo mil “tramas” delictivas en familias, reales o políticas, que me hacen sentir que nuestro país es cada día un poquito más miserable. Y veo tantas cosas que me acuerdo de algo que escribió Antonio Machado: «La Patria –decía Juan de Mairena- es en España un sentimiento esencialmente popular, del cual suelen jactarse los señoritos. En los trances más duros, los señoritos la invocan y la venden, el pueblo la compra con su sangre y no la mienta siquiera.»

        Tal vez, en lugar de ostentosas profesiones de patriotismo, nos bastaría con arrimar el hombro, pagar religiosamente nuestros impuestos, exigir honradez a nuestros políticos con independencia de que sean los que votamos o los contrarios, ser ciudadanos más honestos, dispuestos a perseguir el perjurio de quienes nos engañan.

Alberto Granados



En defensa de la alegría

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        El pasado otoño recibí la invitación por parte de Ana Morilla para participar en un libro colectivo de relatos en que se debía tratar el amor, pero a diferencia de otras visiones trascendentes y dramáticas, mil veces tocadas en la literatura de todos los tiempos, el amor tenía que aparecer enfocado como algo relacionado con el sentido del humor, el desenfado, la frivolidad. El relato tenía que estar disponible para fin de año. Tenía que cumplir, además, un requisito muy incómodo para mí: una extensión de quinientas palabras como máximo. Yo, que tiendo a ser prolijo, no me defiendo bien a la hora de desarrollar una situación, una atmósfera y unos personajes en tan corto margen, pero prometí enviar mi colaboración cumpliendo plazo y requisitos.

        El resultado, Amor con humor se paga (Editorial Artificios, 2017) se presentó anoche en la Biblioteca de Andalucía. Me resultó imposible llegar a tiempo, ya que ayer por la tarde yo presenté mi libro en un escenario muy querido: el CEIP Medina Elvira de Atarfe, donde estuve de maestro muchos años. Por mucho que intenté aligerar, llegué a Granada al mismo borde de las nueve de la noche, por lo que desistí de presentarme siquiera a la hora de la foto final. Bien que lo siento.

        El libro consta de sesenta y ocho relatos, cuyos autores aparecen etiquetados en esta entrada. Ha sido coordinado por Elvira Cámara y supone una muestra de esos muchos autores que escribimos en Granada, uniendo a los consagrados con otros escasamente conocidos, en la línea de Dolor tan fiero.

No he tenido ocasión de leerlo completo, pero conociendo a la coordinadora y su extremo sentido de la corrección, me atrevo a adelantar que habrá un alto nivel (Elvira es así de perfeccionista y de concienzuda y no deja pasar fallo alguno, por mínimo que sea), eso puedo garantizarlo.

 

Fotograma de la película “En brazos de la mujer madura”

 

 

 

        Mi cuento «En defensa de la alegría» toma el nombre de un poema de Mario Benedetti que en su día incluyó Serrat en su álbum El sur también existe (1985). La idea me surgió a partir de un recuerdo fílmico (la película El graduado, de Mike Nichols, 1967) y otro literario (En brazos de la mujer madura, de Stephen Vizinczey, 1966) y trata de la iniciación amatoria de un adolescente lleno de dudas y contradicciones. Agobiado por influencias contradictorias que van de su confesor o su madre a Vampiria, la chica que lo asesora a través de un consultorio erótico, opta por buscar la verdad, como siempre hicieron los grandes nombres de la Filosofía de todos los tiempos. El texto es este:

EN DEFENSA DE LA ALEGRÍA

Defender la alegría como un estandarte

(MARIO BENEDETTI)

        A los dieciséis años yo estaba corroído por grandes dudas metafísicas. Necesitaba encontrar mi camino en la vida, torturado por no saber qué opción seguir. Si le hacía caso a mi madre y a mi confesor, tenía que apartarme de las mujeres, seres diabólicos según mi madre y saco de inmundicia según san Agustín. Solo cabía encontrar en ellas la llamada belleza interior. Como no estaba convencido, consulté a través de un teléfono erótico a Vampiria, que con voz susurrante me decía lo contrario:

       -Mira, chico, el amor y el sexo suponen la alegría, el optimismo y el gusto por la vida. Deberías probarlo para sentirte libre y feliz, para madurar. Encontrar la alegría de la vida ha sido la tarea de los filósofos de todos los tiempos.

        Decidí buscar una mujer que me aclarara mi postura ante el mundo. Era hora de comprobar la realidad por mí mismo.

        La encontré en mi mismo portal. Casada, bellísima, de treinta y pocos años, cuando oía mis pasos por la escalera abría su puerta y me sonreía, envuelta en un exiguo camisón transparente que, más que ocultar, sugería sombras, carne, pliegues y formas. Me dijo que su marido apenas le hacía caso.

        -Será que me ve envejecer, ¿no crees? ¿Tú me ves vieja, cielo? – y se abría el camisón para mostrarme aquella piel, que yo imaginaba cálida y palpitante, pero triste.

        Yo bajaba la escalera dando sonoros zapatazos para anunciarme y ella abría, cada vez más explícitas su ropa interior y su sonrisa. Si le hacía caso a mi madre, nunca probaría aquellas delicias entrevistas; si tomaba el camino marcado por Vampiria, mi tristeza, caliente y rocosa, desaparecería y encontraría la alegría de estar vivo.

       Finalmente atravesé su puerta abierta y busque su piel, que me reclamaba. Me tendió sobre la cama y me desvistió:

        -¡Chico, pero si estás hecho un hombre! ¡Qué barbaridad, quién lo hubiera dicho…!

        Aprendí mucho con ella. Lo aprendí todo. Cuando terminábamos me daba un tierno beso y me dedicaba una sonrisa agradecida. Me sentía importante, completo y dichoso. Conocí el optimismo de vivir y me esmeré en satisfacerla.

        Una mañana no abrió la puerta. Comprendí que jamás volvería a hacerlo para mí. Muy triste, busqué otra chica: una jovencísima viuda, que pronto se hartó de mí. Después, ha habido varias más, todas adultas, pues las de mi edad no pueden enseñarme nada. Mi madre dice que no me reconoce, que estoy en otro sitio. Le he explicado la realidad.

      -Eso es vicio, hijo. Y pecado. La mujer es un ser demoníaco del que deberías apartarte. Me preocupas… Ve a confesar.

        Me niego. Sé que no se trata de un vicio, y la palabra pecado no me dice nada. Creo que eso que hago con las mujeres es la más intensa y sincera indagación de la verdad, de la alegría. La clave misma de la existencia. Busco la verdad, ¡como los filósofos de todos los tiempos!

 

 

Cartel anunciador de El Graduado

 

       Pronto leeré el resto de relatos que componen el libro y trataré de reseñarlo. Por lo pronto le deseo mucho éxito a este Amor con humor se paga. Es lo menos que se merecen los desvelos de los sesenta y ocho autores, de la editora y de la coordinadora.

Alberto Granados


Himno a la belleza del mundo

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         En este Día Mundial del Medio Ambiente, cuando Mr Trump se desliga de sus tímidos compromisos firmados en los acuerdos de París y el calentamiento global del planeta es una clara amenaza que solo niegan algunos interesados (Rajoy, entre ellos), traigo un delicioso himno compuesto en 1998 por Isabelle Boulay para su álbum Etats d’amour.

        El himno nos hace sentir la urgencia de no matar la belleza del Universo, a la vez que reflexiona sobre la estancia del hombre sobre nuestro herido planeta. El texto es el que sigue:

HYMNE A LA BEAUTÉ DU MONDE

Ne tuons pas la beauté du monde.

Ne tuons pas la beauté du monde.

No matemos la belleza del mundo.

No matemos la belleza del mundo.

Desfiladero de los Gaitanes (Málaga)

 

Ne tuons pas la beauté du monde.

Chaque fleur, chaque arbre que l’on tue

revient nous tuer à son tour.

À son tour…

No matemos la belleza del mundo.

Cada flor, cada árbol que se mata

Vuelve para matarnos a su vez.

A su vez…

 

Imagen de Portbou

 

Ne tuons pas la beauté du monde.

Ne tuons pas la beauté du monde.

Ne tuons pas le chant des oiseaux.

Ne tuons pas le bleu du jour.

Du jour…

No matemos la belleza del mundo.

No matemos la belleza del mundo.

No matemos el canto de los pájaros.

No matemos el azul del día.

Del día…

 

 

Lago del Bosque de Vincennes

 

 

 

Ne tuons pas la beauté du monde.

Ne tuons pas la beauté du monde.

No matemos la belleza del mundo.

No matemos la belleza del mundo.

Otoño albayzinero

 

 

 

Ne tuons pas la beauté du monde.

Ne tuons pas la beauté du monde.

La dernière chance de la terre

c’est maintenant qu’elle se joue.

Se joue…

No matemos la belleza del mundo.

No matemos la belleza del mundo.

Es ahora cuando nos jugamos

la última oportunidad de la tierra.

 

 

Puerto comercial de Barcelona

 

Faisons de la terre un grand jardin

pour ceux qui viendront après nous.

Après…

Hagamos de la tierra un hermoso jardín

Para los que vengan después de nosotros.

Después…

Ne tuons pas la beauté du monde.

Ne tuons pas la beauté du monde.

No matemos la belleza del mundo.

No matemos la belleza del mundo.

        Las bienintencionadas palabras de este himno parecen chocar contra la sordera de los seres humanos y los intereses de las grandes empresas contaminadoras. Lo malo es que el mundo no tiene repuesto.

Alberto Granados


Guía de neologismos para no perderse en la lectura de la prensa. I: Vida social

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       El influjo incuestionable de internet, las redes sociales y los medios de comunicación no solo popularizan cualquier fenómeno, sino que influyen intensamente en los usos del idioma e introducen una ingente cantidad de neologismos, siempre procedentes de un idioma colonizador, en los idiomas receptores, que se convierten con ello en idiomas colonizados. En nuestros días, es el inglés, la lengua de estas tecnologías, la que nos invade y pasa con una innecesaria frecuencia a la prensa escrita, hasta el punto de que el lector, incluso el lector avezado en la lectura de textos en castellano, se encuentra con serias dificultades para comprender lo que lee en los titulares de la prensa.

       Durante un tiempo, he estado recogiendo muestras de esta tendencia peligrosa para la lengua de Cervantes (en realidad, para todas las demás lenguas, aunque es la nuestra la que más me preocupa). Lo que sigue no pretende ser exhaustivo, sino una sencilla exposición del estado de la cuestión, que pasa a ser un auténtico estado de sitio a nuestra venerable lengua.

       Para ser sistemático, he agrupado muestras en núcleos más o menos significativos. Hoy traigo al blog la primera parte, que se ocupa de los términos referidos a nuestros usos y costumbres, a nuestros fenómenos sociales. En la medida de lo posible, enlazo la palabra a titulares de El País.

01 Vida social

Bullying: El acoso escolar. El término inglés se refiere a la actuación de los matones y procede a su vez de bull (toro).

Imagen tomada de enjoytorrevieja

Celebrity (pl. celebrities): Persona famosa, especialmente en el mundo del espectáculo o de los medios de comunicación. Es decir, persona célebre, celebridad, alguien reconocido. Si ya resulta penoso que Belén Esteban haya llegado a ser una celebrity nacional, más penoso me resulta que usemos el anglicismo incluso en El País, y eso que el diario de PRISA tiene uno de los libros de estilo más exigentes y riguroso: lo escribió Alex Grijelmo. Un ejemplo en este enlace.

Gentrificación: Del adjetivo gentry (gentil, de clase alta, aristocrático) surge el neologismo, que remite a la mejora de estatus social que cambia la fisonomía de un barrio popular a un barrio elitista.

 

Influencer: El Diccionario de Cambridge define el término como «a person or group who has the ability to influence the behaviour or opinions of others», es decir: persona o grupo que tiene la capacidad para influir en el comportamiento y las opiniones de otros. Dicho de una forma más castellana: alguien influyente en el terreno de las ideas y comportamientos. En mis tiempos eran los curas. Ahora puede ser cualquier cretino que impone modas, creencias y dogmas como si fueran chucherías.

It girl: Una it girl es, simplemente, una chica que encierra un enorme potencial, unas dotes excepcionales que le hacen desplegar una empatía especial. Una chica que tiene ángel, diría un castizo. El origen de la expresión no es precisamente nuevo, sino de los años veinte del pasado siglo, cuando Rudyard Kipling creó un personaje femenino que tenía “eso” especial.

Littering: Del inglés litter (basura), se refiere a la degradación por acumulación de basuras de un entorno natural.

Millennial: Se llama millennials a los jóvenes que accedieron al mundo adulto a partir del cambio de milenio, es decir, los nacidos entre 1980 y 2000 (en el caso de España, en que la mayoría de edad está fijada a los dieciocho años), aunque los márgenes cronológicos son bastante relativos. En general, se les considera maleducados (o mejor: educados en unos valores absolutamente ajenos a los que tuvimos sus padres), egoístas y han viajado mucho, tienen un título universitario y varias maestrías (o másteres), dominan más de un idioma y son hijos de la tecnología. En este caso, el neologismo podría estar justificado, pues no existe una palabra nuestra que englobe con exactitud tantos matices, si no es la simplísima frase “menores de treinta años”. O dicho de otra forma: los que nos solucionan los problemas cada vez que se nos rompe un móvil y compramos otro.

Selfie: Del inglés self (a uno mismo) y en la estela de selfportrait (autorretrato).

Sexting: Envío de textos o contenidos eróticos y pornográficos a través de teléfonos móviles, redes sociales o internet. El término es la suma de sex (sexo) y text (texto).

Single: En los setenta, un single era un disco que solo contenía dos canciones, una en cada cara de aquellos discos de vinilo con sonido analógico, que rápidamente fueron sustituidos por los longplays (larga duración). Actualmente, un o una single es un hombre o mujer que no tiene pareja, lo que incluye a solteros, separados y viudos. En su momento, la soltería llevaba aparejada una enorme carga de desprestigio social, especialmente en el caso de las mujeres, llamadas despectivamente solteronas. Hoy es una postura libremente asumida, que se organiza a través de las redes y organiza sus quedadas o reuniones. Existen restaurantes para singles, turismo single, agencias de emparejamientos, etc.

Celebrities tipo Telecinco en el programa Supervivientes

Tribus y tipos urbanos: La actual Sociología debería reformular sus principios epistemológicos, pues el fenómeno de las modas y sus influencias, ahora reproducidas de forma viral a través de las redes, hace que surjan grupos juveniles que intentan marcar sus diferencias a través de una marca de grupo que puede ser indumentaria, la música y los locales que frecuentan, la literatura que consumen, etc.

En los últimos años hemos asistido a la aparición de grupos conocidos como emos, hipsters, floggers, frikis (con sus variantes geeks y nerds), indies, góticos, hooligans, skinheads… que, salvo alguna excepción, se reconocen con vocablos o abreviaturas de procedencia anglosajona. Renuncio a definirlos, pero intentaré aclarar la procedencia de sus nombres.

Emos: Forma acortada del adjetivo inglés emotive (emotivo).   

Hipster: Sólo he encontrado que procede del vocablo hip (cadera).

Flogger: Procede de una red social llamada Fotolog.

Friki: procede del inglés freak, que en su origen señalaba a alguien deforme o monstruoso para significar en este nuevo contexto «alguien extravagante, raro, solitario y especializado en un tema específico».

Geek y Nerd: Cuando el friki se interesa exclusivamente por la tecnología, la informática, los últimos aparatos o videojuegos. El Nerd suele tener una inteligencia extraordinaria. No he encontrado la procedencia de ambos neologismos.

Hooligan: De origen incierto, parece ser que se trata del apellido de una familia conocida en el Londres del s. XIX por su extrema violencia.

Indi: Forma acortada del vocablo independent (independiente).

Skinhead: Procede de los vocablos skin (piel) y head (cabeza, por la costumbre de ir rapados.

Youtuber: La persona que abre un canal de Youtube y muestra sus contenidos (vídeos musicales, artísticos, comentarios de moda o decoración, horticultura…), especialmente, si consigue cierto éxito y sus vídeos se convierten en virales. En casos así, el o la youtuber puede convertirse en un influencer.

    Un ejemplo de la cuestión: nuestros chicos y chicas compran ropa en Pull & Bear, para ir a un party, toman una copa en un pub y se van a la disco. Si les quedan ganas de juerga, se van a un after hours o a un chill-out y esperan a media mañana para ir al brunch de algún restaurante u hotel antes de volver a casa o, si están en una ciudad ajena, a un bed and breakfast para ducharse y descansar. Algunas sueñan con llegar a top model. Otros querrían destacar en el ámbito tech, como hacker, brocker o algo así… 

       Las cosas como son.

        Sin considerarme exactamente purista, creo que muchos de estos neologismos son absolutamente innecesarios, pero a fin de cuentas, un idioma no tiene otro dueño (y a la vez, responsable) que el cuerpo social de sus hablantes, quienes pueden mantenerlo dignamente o descuidarlo. O machacarlo, simplemente.

Alberto Granados

NOTA:

En entradas sucesivas analizaré los neologismos incorporados a otros aspectos: tecnología, economía, deportes, etc.


Carocas 2017

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       Como cada año, al llegar el miércoles previo al corpus, Granada se convierte en una fiesta popular: sale «la Tarasca» anunciando la moda femenina y gentes de todas las edades salen a verla pasar. Los centros educativos cierran a las once, los abuelos recogen a la chiquillería y toda la ciudad, provista de gorras y botellines de agua, se desplaza al centro para el desfile. Los más amigos de apretujones incluso llegan a la Plaza del Carmen, donde se ubica el Ayuntamiento, e incluso se meten en el venerable patio conventual, donde hay varias exposiciones. Fuera, haciendo hora, los gigantes de los Reyes Católicos y los de los «reyes moros» y los cabezudos, así como el dragón sobre el que se desplaza la Tarasca.

       El cortejo sale del Ayuntamiento en medio de una barahúnda de cohetería y marchas tocadas por la Banda Municipal, que toma el relevo a las charangas que llevan ya un par de horas recorriendo los enclaves del centro con su música divertida.

       Un par de horas después, los críos pequeños vuelven a casa a rastras, llorosos o haciéndole polvo las vértebras al abuelo que, generoso, ha tomado al pequeño en brazos. Con suerte, los padres los llevarán al ferial a subirlos en las atracciones, los invitarán a un chocolate con churros y se acostarán más tarde de lo habitual, pues mañana no hay clase.

 

 

 

 

       Este ritual me encanta, hasta el punto de que pese a mi fobia por las aglomeraciones, no suelo perdérmelo… hasta este año, en que el calor me tuvo hecho polvo y opté por quedarme en casa: a fin de cuentas, ya había fotografiado las “carocas”, que es siempre uno de mis objetivos. Este año, el primer premio ha sido para Manolo Mateo, un artista que enseña la Alhambra a grupos de niños disfrazado de Chorrojumo, el legendario príncipe de los gitanos, que toca música antigua, que escribe libros sobre Granada, sus personajes o su Alhambra en quintillas. La caroca premiada nos recuerda la muerte de Cecilia de Rocco, la dueña de la más prestigiosa heladería de la ciudad, Los Italianos.

 

 

 

 

       Como cada año, mezclo las imágenes de las carocas oficiales instaladas en Bibarrambla con las que yo he preparado.

 

 

 

 

 

I SUSANA Y SU BATACAZO

Susana ya se veía

Secretaria Generala

y aunque hay gente que la avala

le hacen una perrería.

¡Qué militancia más mala!

 

 

 

 

 

 

II PEDRO SÁNCHEZ

Con todo lo que mandaba

los suyos lo destronaron

y después lo coronaron.

Yo que él, no me fiaba

y la navaja afilaba.

 

 

 

 

III EL GRANADA A SEGUNDA

Perdiendo de tunda en tunda

los partidos el Granada,

goleada a goleada,

bajó el equipo a Segunda.

Por mí no ha pasado nada.

 

 

 

 

 

 

 

IV RAJOY Y LA FISCALÍA

Líder de la corrupción,

ni pestañea, parece.

fiscales en coalición

amparan este follón

que a nuestra España empobrece.

 

 

 

 

 

V YO NO PUEDO CON PODEMOS

Decían que no eran casta,

que ellos eran diferentes

con sus ropas y su rasta.

¡Bien que enseñaron los dientes

cuando hubo poder y pasta!

 

 

VI AGUIRRE SE RETIRÓ

Echando su lagrimita,

la Aguirre se retiró.

Ser ingenua aparentó,

pero es pura dinamita,

y más fiera que un león.

 

 

 

VII LOS CASOS AISLADOS DEL PP

Eso que llaman PP

tiene más casos aislados

que tejas en los tejados,

que lentejas un puré…

y Rajoy al paripé.

 

 

 

 

 

VIII EL METRO LENTO

 

Le llaman metro ligero

pero es lento como un pavo.

—Es ese no puedo y quiero…

—Nos dejará sin un chavo—.

dice cualquier agorero.

 

 

 

IX SIN AVE Y SIN TREN

Es un asunto muy grave

que Granada esté sin tren,

que nunca nos llegue el AVE,

que pa ver el Mulhacén

hay que usar una aeronave.

 

X ÁNGELES MORA Y SU NACIONAL DE POESÍA

El Nacional de Poesía

fue para Ángeles Mora.

Mi enhorabuena, señora.

No vea usted qué alegría.

A otro libro sin demora.

 

 

 

 

 

XI PABLO RÁEZ E IGNACIO ECHEVERRÍA

En tiempos de miserables,

dos héroes se aparecían:

Ráez y el Echeverría.

Sus hechos son memorables,

igual que su sangre fría.

 

 

 

XII EL GALLO DE EUROVISIÓN

Si lo que quieren son gritos

allá por la Eurovisión,

que olviden al Manelito,

que yo tengo un sobrinito

que chilla como un león.

 

XIII EL SEBAS PUEDE CON TODO

Se obcecó García Montero

y contra el Sebas jugó.

Pero se lo merendó.

Le duró un asalto entero

y al segundo feneció.

 

Nada más. Que disfrutéis de las fiestas y no os falte el humor, pese a la miseria moral del país que entre todos hemos permitido.

 

 

Alberto Granados


Gil Craviotto publica su “Semblanza de Julio Alfredo Egea”

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       Durante la primavera de 2016, mi querido amigo Francisco Gil Craviotto recibió desde Almería una curiosa invitación: escribir en un par de meses una biografía sobre el poeta Julio Alfredo Egea, uno de los decanos de las letras granadinas (Egea, aunque almeriense de nacimiento, es miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada desde 2008). El motivo: se acercaba el nonagésimo cumpleaños del poeta de Chirivel y la Editorial Letra Impar deseaba rendirle el reconocimiento oportuno.

       Gil Craviotto, ante la falta de tiempo para escribir una biografía rigurosa, se comprometió a enviar unos textos suyos, aparecidos durante varias décadas y en distintos medios, en los que se había ocupado del hombre y de su obra. Tuve ocasión de leer esos artículos (suele enviarme sus escritos, especialmente cuando van destinados a la imprenta para que se los revise, de la misma forma que cuando tengo una duda sobre el funcionamiento narrativo de un relato yo suelo remitírselo para saber su docta opinión). Eso fue hace un año, cuando él estaba más ilusionado con el proyecto editorial. Lamentablemente, este no llegó a término en el momento oportuno y ha sido ahora cuando ha aparecido el libro (Francisco Gil Craviotto, Semblanza de Julio Alfredo Egea, Editorial Letra Impar, Almería, 2017), que se presentó en el Centro Artístico el pasado día 9, en una sesión repleta de anécdotas.

       El libro está formado, básicamente, por siete artículos, precedidos por una justificación de la obra y seguidos por una serie de opiniones críticas sobre la poesía de Egea, recogidas de la prensa, especialmente en la dedicada a la crítica literaria. El libro en sí va precedido de un hermoso poema, una escueta décima llena de profundidad, que Rafael Guillén le escribió (Apunte a lápiz del poeta Julio Alfredo Egea) y un prólogo de Antonio Enrique (El Hidalgo en su rincón: Julio Alfredo Egea), dos epílogos firmados por Antonio Chicharro (La poesía de Julio Alfredo Egea a estudio) y Jacinto Martín (Julio Alfredo Egea: humilis sapientia), así como numerosas fotografías del poeta a cargo de Blas Fuentes (portada), Rodrigo Valero (contraportada), Carlos Pérez Siquier, Juan Antonio Aguilera Mochón, Julio Egea (hijo del poeta) y Antonio Arenas, junto a otras fotos llenas de tiempo y nostalgia en que no aparece la autoría y que supongo que son de la colección del propio poeta. Un total de seis académicos y seis fotógrafos en un breve libro que, pese a su brevedad contiene toda la fuerza y la verdad que conllevan la amistad, el compartir muchos afanes literarios y un conocimiento dilatado en el tiempo y lleno de complicidad. El protagonista, ese hombre al que se le atribuye la frase de que “de un modo u otro pienso vivir de la pluma”, porque tenía una explotación avícola, queda humanamente definido en su proximidad, su hospitalidad, su elemento más humano y personal. Siempre he dicho que Gil Craviotto, cuando emplea el bisturí para abrir el alma de un personaje, es eficacísimo y en este libro lo es más.

La mesa del acto. A la derecha, el editor

       Los artículos de Gil Craviotto tratan desde la semblanza estricta (hay varios, pero sin duda, el más profundo y completo es el aparecido en su libro Nuevos retratos y semblanzas con la Alhambra al fondo (Ayuntamiento de Granada, Colección Granada Literaria, Granada, 2003), posiblemente la evocación más poética y sentida del personaje; otros se dedican a la crónica de un viaje a Chirivel para visitar al poeta, y , finalmente, otros de mayor enjundia crítica respecto a la poesía de Egea, especialmente el que habla de la aparición de Legados esenciales.

La velada literaria del 11 de Junio de 2014

Los mismos, tres años después

       La presentación del libro fue –ya lo he anunciado- rica en anécdotas. Cuando llegué, unos minutos antes de la hora prevista del comienzo del acto, vi en el gesto de Francisco Gil Craviotto y de Celia Correa, Presidenta del Centro Artístico, una sombra de preocupación: el coche que traía a Julio Alfredo, había tenido que dejarlo a cierta distancia por unas obras y el poeta andaba perdido. De hecho, el acto dio comienzo sin su presencia. Yo marqué su número para ir en su busca, pero estaba «apagado o fuera de cobertura». Antonio Arenas salió a buscarlo por las inmediaciones y volvió anunciando que estaba esperando el ascensor. Cuando por fin llegó, la sala le dedicó un aplauso intenso y él, como reponiéndose del choque, hizo una broma:

       —Desde ahora voy a llegar tarde a todos los sitios.

       Todos más tranquilos, el acto se desarrolló con normalidad. Rafael Guillén, presente en la sala, subió a la mesa para leer su poema introductorio, las intervenciones se sucedieron y Celia Correa recordó que una reunión muy similar había tenido lugar tres años antes. Una sesión poética compartida por Egea y Guillén, organizada por Gil Craviotto y presentada por la propia Presidenta. Allí se deseó a Guillén que obtuviera pronto el Premio García Lorca… y ese año lo consiguió. Esta vez, se lo deseaba a Egea. Si se lo dieran, casi habría que pensar en el poder de los conjuros de Celia.

Guillén leyendo su poema

       Al final, el poeta se veía cansado, confuso, tal vez agobiado por los que subimos hasta la mesa a que nos firmaran nuestro ejemplar. Se confundió y el mío se lo dedicó a “Pepe”.

Julio Alfredo Egea durante su intervención

       Durante ese momento de las firmas, charlé con Rafael Guillén, que me preguntó por la marcha de mi libro. Cuando le dije que casi cubro gastos, me hizo una observación llena de su humor socarrón:

       —El público es capaz de aguantar dos o tres noches a la intemperie para sacar la entrada para ver a un cantante dar saltos, contorsionarse y cantar letras insustanciales. ¿Cuándo has visto tú que la gente haga cola delante de una librería cuando aparece un libro, normalmente escrito con inteligencia, sensibilidad y muchas horas de esfuerzo?

       No pude responderle nada.

       Después del acto, vi relajarse a Egea ante una cerveza, junto a Guillén y Gil Craviotto, sus compañeros de armas. Una noche con amistad, libro y tres decanos de las letras locales. ¿Se puede pedir más?

Alberto Granados


Guía de neologismos para no perderse en la lectura de la prensa. II: Tecnología

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Tras la primera entrega de esta guía, en la que me ocupé de los anglicismos relativos a la vida social y a los actuales usos y costumbres, hoy me ocuparé de un ámbito léxico muy actual: la tecnología digital.

02 Tecnología digital

 

 

App: Forma corta de la palabra inglesa application, que puede significar solictud, uso de alguna herramienta o programa, y en los últimos tiempos, pequeños programas informáticos desplegados por la industria para usarlos en distintos cachivaches electrónicos, especialmente en tabletas o teléfonos móviles.

El Diccionario de la RAE, en su edición del Tricentenario, se ocupa ya en su cuarta acepción, de este significado, que define así:

“4. f. Inform. Programa preparado para una utilización específica, como el pago de nóminas, el tratamiento de textos, etc.”. Posiblemente la aplicación más popular en la actualidad, sea Whataspp, de la que me ocuparé al final de esta sección.

Big data: En inglés, big data significa “gran cantidad de datos”. Existen otras expresiones para designar el concepto: macrodatos, datos masivos, inteligencia de datos o datos a gran escala. El concepto, para la persona normal queda bastante desdibujado, pero nos cuadra mejor si se usa un ejemplo: los datos interconectados sobre fichas policiales de medio mundo que usan los servicios de policía, guardia civil, etc. Para contrastar fotografías, huellas digitales, historiales delictivos… La acumulación de datos excede las capacidades de conectividad y almacenamiento normales entre los usuarios comunes. Se requieren, por tanto, nuevas formas de distribución de grandes caudales de información y ahí es donde encaja el big data, al que tienen acceso solo los autorizados de una empresa, los servicios policiales, etc. según la naturaleza del big data.

Logotipo de Bluettoth

Bluetooth: El término procede de blue (azul) y tooth (diente) que es la deformación del nombre de un rey danés-noruego que unificó a las tribus. Sus iniciales en runas han formado el logotipo de este sistema, que conecta dispositivos móviles con ordenadores convencionales o con otros dispositivos a través de radiofrecuencia. Supongo que tengo este “diente azul” en más de un cacharro (en el coche seguro, aunque no sé usarlo), pero jamás lo he usado, por lo que no puedo añadir nada más.

Hardware / software: Leí que la Academia propuso sustituir ambos anglicismo por “soporte físico / soporte analógico”, es decir: máquinas frente a programas. La práctica demuestra que ambos términos se conceptualizaron con sus voces inglesas y que va a ser muy difícil erradicarlos del cerebro que los ha asimilado desde el primer contacto con el mundo informático. Algo parecido ocurre con otros términos como blog (bitácora), on line (en línea), back up (copia de seguridad) y otros muchos anglicismos que han ganado la batalla frente a su equivalente castellano. ¿Quién dirá que tiene una bitácora o que lee el Ideal en línea? Tal vez tenga que aclarar seguidamente que se refiere a blog y on line, algo que va contra el principio de economía lingüística, que es sagrado para el hablante.

Tutorial: La palabra existía en castellano como adjetivo y se refería a la función de tutor (EJ.: Este profesor realiza una magnífica estrategia tutorial). Ahora se ha sustantivado y todo el mundo cuelga en YouTube sus tutoriales sobre cualquier disciplina. Mi libro electrónico ha tenido un problema y he intentado arreglarlo yo mismo viendo los tutoriales que existen (por cierto, sin ningún éxito). El nuevo sustantivo, ya aceptado por la RAE, es una simple guía de ayuda para realizar algo, un manual de ayuda en una materia.

Whatsapp: En inglés existe una expresión, “What’s up?”, que viene a significar “¿Qué tal? / ¿Qué hay / ¿Qué te cunetas?”. Es decir, una pregunta que denota interés general, sin demasiada profundidad, por alguien. Cuando surgió hace unos años la aplicación que hoy conocemos como whatasapp, se mezcló la primera parte de la popular frase interrogativa de la que se eliminó la preposición up, que fue sustituida por la forma corta de application, que fonéticamente están muy próximas y apareció esta nuevo modo de comunicación intrascendente, rápida y económica que nos permite recibir y reenviar contenidos humorísticos, memes y chascarrillos en segundos.

Con autorización del autor, Carlos de la Fe, reproduzco su cuento Chip to chip (de nuevo, proximidad fonética entre el título y la célebre canción Cheek to cheek –Mejilla con mejilla- de Irving Berlin que Fred Astaire hizo tan popular en los años 30). Es un cuento perteneciente a su libro Maldito vicio (Carlos de la Fe, Maldito vicio, Granada, Editorial Nazarí, 2013) y se trata de una reflexión que un enamorado comparte con su pareja. Solo que…:

Portada de Maldito vicio

Chip to chip

YA SÉ QUE estoy en tu bookmark y que me tienes a buen recaudo y por orden alfabético, como debe ser (tú siempre tan metódica), en tu address book.

Fui entrando de a poquito en tu vida por la backdoor como un hacker que quisiera piratear tu Web Site, y entre los dos creamos este link que permanecerá para siempre en nuestro caché.

Cierto: pudiste hacer un update de tu firewall para conseguir un secure web site, pero, en verdad, nunca me consideraste spam.

Poco a poco fui añadiendo cookies para acostumbrar a tu browser y cuando tuve que registrarme en aquel curioso form ya tenía claro cuál era tu user name y me fue fácil imaginar la password para llegar a lo más profundo de tu database.

A partir de ahí era llegar a tu homepage, pulsar el download button y comenzar nuestro file transfer; elegir, como siempre, por si acaso, save as e ir almacenando datos en cualquier folder.

Cierto que tu anti-spyware junto con las costumbres sociales desconfiaban cuando me quedaba colgado en cada frame de tu template; entonces empleabas todas las herramientas de la toolbar (nadie conoce mis preferences mejor y sabes que soy autorun) para hacerme entrar en un loop sobre el mouse pad, acariciando cada punto estratégico de mi keyboard, susurrando mi nick, mientras íbamos de la inbox a la outbox, de back a forward sin ningún tipo de reproches ni FAQ’s, y me jurabas que jamás sería otro de tantos deleted items, un attachment más en tu guestbook.

Aún recuerdo cuando, la primera vez, me preguntaste si usaba un secure server (hay tanto public domain por ahí), si iba en plan wifi o conocía mis DNS, y te dije en un reply to all, que, a partir de nuestro primer chat había puesto el counter a cero, que me habías echo ping en lo más profundo de mi CPU, que es tanto como decir, como solía hacerse antiguamente, Te Amo.

Cosas del amor… y de los neologismos de importación.

Alberto Granados

 


Los temporales de Agosto

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        Ya llevo a cuestas una larga trayectoria de veraneante en Calahonda (desde 1991, exactamente) y cuento de antemano con los temporales que, más suaves o más violentos, surgen en los últimos días de Agosto, con esa rigurosa puntualidad con la que se dan las distintas fases de la luna o los plazos de un préstamo bancario. La segunda quincena de este mes, y hay que intuirlo y contar con ello, siempre nos trae unos extraños desajustes, unas situaciones climáticas casi contra natura y unas sensaciones que hablan de la fragilidad de las cosas de la vida.

 

 

 

El embarcadero, esta mañana

 

        El verano puede ser fresco o tórrido, pero los últimos días de Agosto adquieren un extraño tono otoñal, que invariablemente permite a los que toman las vacaciones en Septiembre decir siempre que han tenido los mejores días de mar, las mejores temperaturas y, lo que es peor para los ya retornados, los bares y chiringuitos sin bullas ni aglomeraciones. Siempre me he preguntado si este paréntesis otoñal tiene algo de castigo a la vagancia de casi dos meses, a la exaltación de los cuerpos, al hedonismo que se enseñorea durante Julio y Agosto, convirtiéndonos en alguien muy distinto de nuestra habitual forma de ser y de comportarnos.

        Los caleños lo enuncian con la percepción axiomática de los mayores (“Ya verás cuando lleguen los temporales…”, “Verá usted los temporales de Agosto…”). Y llegan, indefectiblemente. Los he oído llamar gota fría, ciclogénesis explosiva, DANA… porque el lenguaje cambia para designar las mismas cosas de siempre. Es la “pedrería verbal”, como la llama mi admirado Antonio Muñoz Molina. Pero al margen de la formulación lingüística, los temporales llegan con su poder de transgresión de la rutina veraniega.

 

 

Esas maravillosas nubes…

 

       Llegan y trastocan el hábito del veraneante, que durante unos días vuelve a vestir el pantalón largo y cambia las chanclas por el mocasín con calcetines, la camiseta por la camisa abotonada y hace que busques ese viejo paraguas desechado hace tiempo en Granada, pero que debería estar en algún altillo del apartamento, aunque en el momento preciso no logras encontrarlo. Los niños se vuelven irascibles, los adolescentes lánguidos y las parejas parecen perder momentáneamente esas ganas de amarse de los días normales del verano.

 

 

 

        La playa aparece desocupada, como cualquier día de invierno, el mar parece haber expulsado a las barcas de sus dominios, el oleaje adquiere un poder casi épico y la gente dedica las mañanas a deambular por el pueblo con un aire sonámbulo, como de niño fuera de sus rutinas. Son esos días que empleas en ir a Motril sin objetivo concreto alguno, o tomar un descafeinado en una terraza de la otra punta del pueblo por llenar unas horas robadas a la lógica interna del veraneo o dar un paseo por la desierta playa envuelto en un vendaval inmisericorde y a la vez reconfortante. Son esos días en que se percibe la inminente vuelta a las rutinas de la ciudad, del horario laboral, de la vida.

 

 

Temporal y cielo

 

       Hay mucha gente que se sube a Granada tan pronto como llegan los temporales. Desean volver a la casa abandonada hace casi dos meses, llenar el frigorífico “ahora que el súper está sin gente”, darse un nuevo paseo por Puerta Real (que ahora tendrá el saborcillo de la vuelta al seno materno), tomar una copa en una terraza casi desierta, pasar por Las Angustias… mientras los que permanecemos en la costa vivimos anticipadamente la inminencia del regreso.

 

 

Calles desiertas

 

 

        Siempre que llegan los temporales pienso en las parejas de adolescentes que se han conocido y enamorado al calor del veraneo, en las tiernas promesas en las que la palabra siempre adquiere un matiz tan tierno como imposible, en sus dolorosas separaciones, tal vez para siempre, en los niños pequeños, súbitamente desprovistos de su jornada de playa/piscina, tal vez su única referencia… Y pienso en ese estado de ánimo que me ha quedado cada año al llegar, junto a las nubes y las lluvias, la profética fatalidad de que lo bueno siempre acaba antes de lo que quisieras, por rutinario que haya podido llegar a ser.

Alberto Granados



Choque de despropósitos

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        El 11 de Septiembre de 2014 incluí en este blog una entrada, La diada más triste, en la que me ocupaba del proceso independentista catalán. Allí decía que estaba harto de que dicho tema ocupara las cabeceras de los telediarios y que me apenaba el deseo de una parte de la población catalana de desgajarse de España. Tuve un par de descalificaciones de amigos residentes en Cataluña, pero también tuve la esperanza de que el sentido común se impusiera y las aguas turbulentas del independentismo volvieran a su cauce (o al cauce que yo deseaba). No ha sido así, lamentablemente, y el proceso ha alcanzado unos niveles de confrontación que me hacen temer lo peor.

        Para empezar, nunca he creído en nacionalismos incrustados en la época nuestra, la de la aldea global. Me parecen un anacronismo que, invariablemente lleva aparejados dos elementos: la invención de un enemigo explotador (España, en este caso) y la aparición de una nueva clase dirigente, obviamente nacionalista, que se hace con el poder, con el nuevo poder de la causa hasta alcanzar la sublimidad heroica de la nueva nación. Si hay además algún mártir en el camino, alguien que entre heroicamente en el nuevo santoral nacionalista, mejor que mejor: la nueva nación entrará en la Historia con verdadero certificado de garantía. Y después, a seguir más o menos igual, pues la independencia no resuelve por sí misma los problemas económicos, sociales, culturales… de la gente. Creo que más bien los empeoraría.

       Repito que esperaba un regreso a la cordura, pero ni las instituciones catalanas ni el gobierno de Madrid han sabido encontrar un consenso y se acerca ese choque de trenes, tan cacareado por la prensa, que para mí solo es un choque de despropósitos.

El Sr. Rufián y su bufonada de la impresora (Imagen de El Periódico)

       En efecto, los presidentes Artur Mas primero, y después Puigdemont, se han ocupado con verdadero ahínco de amplificar la teórica ofensa de España y su gobierno. Tras las últimas elecciones, al necesitar el apoyo de la CUP para formar gobierno autonómico, la nueva Generalitat ha puesto un vertiginoso énfasis en exigir un referéndum ilegal y cuando los poderes estatales se han opuesto, han ampliado el victimismo que ellos mismos han provocado al saltarse la ley y con ello han llegado a un clima de división social pocas veces visto en la Historia. Este despropósito está trufado de anécdotas que, de no tratarse de algo tan serio, provocarían benévolas sonrisas. De esta forma, con una prepotencia llena de desfachatez, han hecho saltar por los aires una normalidad democrática que tanto nos costó conseguir a la muerte del dictador. A veces, las cosas que hacen y dicen parecen malos guiones de cine cómico (la impresora de Rufián en el Congreso, la retirada de las banderas españolas del Parlamento catalán, la llamada a la desobediencia civil, la propuesta de rodear a los alcaldes que no desean apoyar el referéndum, la repugnante utilización de la manifestación de duelo por el atentado de las Ramblas…). Se han saltado todas las barreras al desoír las múltiples advertencias de legalidad con la absurda pretensión de que la única legalidad que aceptan es la suya, esa que precisamente incumple unas cuantas leyes.

Puigdemont y Anna Gabriel (imagen de La República de ideas)

       Por su parte, la estrategia de Rajoy y su gobierno ha sido la de siempre: esperar que un problema se resuelva solo. Pero esta vez les ha salido (al PP y de paso, al resto de los españoles) el tiro por la culata, pues el asunto ha adquirido unas dimensiones difícilmente resolubles. Han sido años en que el Presidente del Gobierno no ha movido un solo músculo para atajar el incendio que se avecinaba. Recordemos que en su línea de torpeza absoluta, nombró un Ministro de Interior que se dedicó a espiar a los independentistas desde las propias instituciones del Estado. Rajoy tampoco ha estado ágil con el desmontaje de los aforamientos, que ahora le permitiría meter en cintura a media cúpula catalanista. Ni el PP ni su socio Ciudadanos se han apresurado. La razón es obvia: sería una situación que permitiría llevar ante los tribunales a una vergonzante cantidad de políticos populares de varias comunidades autónomas. De nuevo, el Sr. Rajoy ha soslayado la negociación y el diálogo, como si los catalanes, incluidos los independentistas, no se merecieran alguna muestra de reconocimiento a sus desvelos políticos, por disparatados que nos puedan parecer.

       Y con ambos despropósitos minando el estado se ha llegado a una división que no recuerdo haber vivido desde los tiempos de la transición. Pobres esos catalanes que no sienten ese odio visceral contra España. ¿Qué futuro les espera? ¿Extranjeros en su propia tierra? ¿Señalados en carteles como traidores a la causa?

Esteladas en la manifestación antiterrorista (Imagen de El Imparcial)

       Rajoy debería haber convocado a los presidentes Mas y Puigdemont hace años. Tal vez debería haber negociado un referéndum hace cuatro años, cuando surgió la virulencia del problema. Me refiero a un referéndum constitucional: convocado con todas las garantías por el gobierno de Madrid y llamando a votar a toda España. Habría dado la dimensión exacta del independentismo con solo extrapolar los datos obtenidos en Cataluña, que crecen exponencialmente a favor de la causa independentista. Pero Rajoy no supo o le pareció más cómodo desentenderse de ese sustrato que siempre ha existido en Cataluña por la independencia, por entonces limitado y ahora demasiado crecido (una encuesta de hoy en El Diario habla de un 60% a favor de la independencia).

       Los catalanes, cada vez más proclives a la independencia, están en riesgo múltiple. Rajoy parece que no sabe sino hacer el uso de la fuerza y de los jueces. Pero si hay represión, como reclama el sector más ultraconservador, si hay una intervención del ejército o se recurre a la supresión de los derechos autonómicos, en diez años toda Cataluña se sentirá víctima del enemigo español, deseará salirse de España y se saldrá por las bravas. Eso sí Rajoy, pese a su enorme cuota de culpa en este proceso, seguirá sin dimitir. El futuro no nos va a ofrecer demasiada tranquilidad.

Alberto Granados

 


Ante el referéndum catalán

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         Soy consciente del hartazgo que produce el referéndum catalán del próximo día 1 de Octubre, un asunto desagradable, sin demasiadas salidas y tan envenenado que sea cual sea el resultado (se celebre o no y, si al final se lleva a cabo, salga que sí o que no) dejará descontento a la mayoría de los españoles. Por eso me permito añadir mi ascua a esta sardina atragantada y compartir con los lectores de este blog unas observaciones que sé que ni serán originales ni añadirán muchas ideas a las ya mil veces repetidas en tertulias, foros políticos, medios y a pie de calle.

         Más allá del sustrato independentista siempre latente, la idea del referéndum surge cuando los altos cargos de Convergencia se ven salpicados por el turbio asunto del tres por ciento. Hasta ese momento el sentido independentista estaba más que controlado. Es precisamente Artur Mas quien lanza el desafío y aparecen las movilizaciones jamás vistas antes de cada diada, el fallido 9N y, como secuela, el desafío soberanista en que estamos inmersos. Para engrasar esta maquiavélica maquinaria hace falta un culpable, un enemigo común, un pueblo opresor, que en este caso somos cada uno de nosotros. Se empieza a falsear la Historia en congresos de dudosa solvencia científica, se expone un turbio memorial de agravios (castigo a la lengua catalana en tiempos franquistas, el coste que implica a la población catalana la compensación interterritorial, desaparición de elementos e instituciones de la cultura catalana, etc.). Convenientemente caldeado el ambiente, cualquiera de nosotros pasa a ser un opresor de Cataluña, un enemigo representado en obras de teatro escolar. Yo, que ni me llamo Felipe V, ni Francisco Franco, no puedo aceptar semejante pantomima: no soy un enemigo natural de Cataluña, ni de su pueblo, ni de su hermosa lengua, ni de su cultura e instituciones, estas últimas, absorbidas por otras instituciones más operativas en el momento de la redacción de la Constitución y de sus dos Estatutos. Pero los nacionalismos tienen esos tics desde siempre y no importa que estas falacias se produzcan en la era de la aldea global.

         Y así, el fermento produce su efecto y, como una levadura infectada, exacerba el anhelo independentista y la defensa a ultranza del referéndum liberador de la dignidad catalana, frente al enemigo español.

         Para acabar de arreglar el peliagudo asunto, Rajoy, que no ha hecho el menor amago de solucionar el problema, empieza a ocupar Cataluña con las fuerzas de seguridad del Estado, recurre a los jueces y hace subir exponencialmente el número de catalanes que se sienten perseguidos. Mal arreglo.

         La confrontación llega a crear un ambiente irrespirable y la derecha cavernaria repite gestos que yo recordaba de los tiempos franquistas. He recibido cientos de whatsapps y mensajes en que se pide la intervención del Ejército, de la Legión, del mismísimo Franco… Lo que faltaba: un rebrote del fascismo más puro y duro. La confianza en la fuerza bruta por encima del diálogo. Y la izquierda buscando su sitio, sin encontrarlo, tal es el grado de polarización de la situación.

         Me preocupa, especialmente, que unos y otros repiten consignas fabricadas ad hoc, que permiten adivinar un altísimo grado de adoctrinamiento que pone un especial énfasis en el componente emocional, más que en el sentido racional y crítico. Mala elección para componer una línea argumental, un sistema de pensamiento. En este asunto, ambas partes parecen opinar con la víscera, más que con el cerebro.

 

 

 

 

        La línea argumental españolista recurre a la testosterona, a la fuerza, a los elementos que deberían quedar en los cuarteles y en las misiones humanitarias del extranjero, pero que jamás deberían tener el menor protagonismo en la dinámica política del país. Ya se sabe que hay generales dispuestos a ocupar Cataluña a cualquier precio.

        La línea independentista reparte sus esfuerzos en varios frentes:

        Desprestigiar a la prensa que no comulga con su causa, no importa el prestigio internacional de determinados medios, su grado de seguimiento, su capacidad de crear opinión. Basta con saber que no son proclives a la independencia para ser tachados de antidemocráticos. También les ocurre lo mismo a personajes como Joan Marsé, Serrat o los alcaldes contrarios al referéndum, señalados públicamente como nazis, renegados o vendidos. La caza de brujas ha comenzado.

        Atribuirse la legalidad y legitimidad, frente a la opuesta y jerárquicamente superior. Lo que dicen jueces, tribunales, analistas, etc. es ilegal o ilegítimo, pues la legitimidad está en manos de los que promueven el referéndum. Sin el menor sonrojo, ni resquicio de cuestionamiento. Basta con el remoquete, escasamente elaborado, de que un partido corrupto no puede, no está legitimado para frustrar las quimeras independentistas. ¡Y esto se imparte desde Convergencia, corrupto hasta su misma médula, al igual que el PP!

        Identificar el desacuerdo con el proceso con falta de democracia. Algún corresponsal catalán me ha descalificado frontalmente llegando a preguntarme si sigo siendo demócrata. O yo o el caos. Sin matices.

        El victimismo. Cualquier idea contra la independencia es un acto de persecución contra la pobre Cataluña, incomprendida, perseguida, oprimida… que, inequívocamente, tiene derecho a su referéndum, que, ese sí, es democrático.

 

 

 

 

       Y con estos mimbres, se fabrica un cesto que encierra la mayor cota de demagogia, de trampa y de enfrentamiento de la última historia de España. Buen logro.

        Pero vayamos al hecho en sí del referéndum del próximo día 1. Yo solo conozco la pregunta (si se desea que Cataluña se constituya en una República independiente), pero no conozco las condiciones: censo, apoderados de otras opciones, algo vagamente parecido a las garantías de una Junta Electoral, qué porcentaje de votos favorables se requiere para continuar con la “desconexión” (¿mayoría simple, dos tercios, unos cuantos coleguitas?. Un referéndum, plantado con esta falta de rigor, caso de celebrarse, no creo que tenga la menor credibilidad, aunque todos sabemos que eso es secundario, ya que el objetivo de la consulta no es saber cuántos votan sí y cuántos no, sino irse por las bravas, eso sí, todo revestido de los oropeles de una votación seria. Sin censo, ¿cuántas veces podrá votar la gente con solo ir de uno a otro colegio electoral? ¿No hay en las mesas electorales apoderados de los partidos contrarios al referéndum y a la independencia? ¿Qué va a pasar el domingo?

        Por lo pronto, la más feroz división social. Y la posible ruina económica, tanto de España como de la nueva Cataluña independiente. Todos vamos a pagar esta demencia que carece de proyecto, de líneas maestras de la nueva política, de la que nadie sabe nada. Y es que eso, el día a día político, se improvisará sobre la marcha, que aquí el único objetivo realmente importante es la desconexión. Lo demás parece importar poco: el espectáculo debe continuar.

        Lo más dramático de todo el asunto lo enunció Artur Mas hace un par de días: al margen de que se celebre el referéndum o no, o del eventual resultado, España ha perdido de facto a Cataluña. Y eso no tiene remedio.

Alberto Granados

 


Vergüenza nacional

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        No he pasado más vergüenza desde el intento fallido de Tejero, en que quedamos ante el mundo como el país que éramos entonces. Mi madre, que estaba en mi casa de Jaén por no recuerdo qué asunto médico, tenía lágrimas en los ojos y no hacía más que repetir: “¡Qué vergüenza, la Guardia Civil…!” y es que era hija de un Coronel del Instituto Armado. Aparte del peligro de involución de aquella intentona, yo sufría por su sufrimiento. Afortunadamente, la asonada fracasó y España entera reafirmó su compromiso con la democracia.

        Lo de hoy no llega en una democracia recién estrenada, sino en un sistema ya consolidado y con una Constitución que nos ha unido y permitido convivir pacíficamente, aunque se ha quedado obsoleta. Pero he sentido la misma vergüenza de entonces.

        Vergüenza por ver el empecinamiento de Puigdemont por sacar adelante una pantomima que nos deja ante nuestro entorno europeo y occidental como el país bananero que somos y seremos durante mucho tiempo. Todos sus argumentos me parecen inservibles. En realidad no hay más interés que el económico: zafarse de sus obligaciones solidarias recogidas en la Constitución (no aportar tanto al resto del Estado, en definitiva, y a las comunidades más pobres que lo sigan siendo en una falta de solidaridad que no me extraña). Y, por otro lado, evitar la acción de la justicia española: siendo un Estado unilateralmente separado, el clan Pujol y el resto de la panda de sinvergüenzas que se han estado llevando el 3% durante años quedarían inmunes. Además, para celebrar el “éxito” democrático de la nueva república, ya se sacarían una amnistía para dejar en agua de borrajas los procesos pendientes. Para ello han estado esparciendo consignas separatistas que han hecho el efecto pertinente y han convertido a la siempre inteligente Cataluña en una zona que ha dejado en suspenso su pensamiento crítico para acoger el discurso que hábilmente se les ha impuesto y que no resiste el menor análisis. Me planteo qué dirían los partidarios de la independencia, esos que han usado argumentos como “derecho a decidir”, “libertad” o “democracia, si dentro de unos años una zona de la nueva República Catalana decidiera independizarse para crear un mini-estado independiente o anexionarse a Aragón o Andorra. ¿Se volverían las tornas? ¿Cómo repararían las acusaciones que algunos nos hemos llevado por defender unas ideas en contra de todo este montaje?

Imagen de Carles Ribas en el País Hombre abatido en La Barceloneta

        Vergüenza por las cargas policiales, absolutamente desproporcionadas, que me han hecho recordar los tiempos oscuros del dictador. La ofensiva de Rajoy para parar el proceso ha sido un desastre. Se ha limitado, durante años, a esconderse en las leyes y en los jueces, como si el problema de Cataluña no le tocara resolverlo a él. Tal vez pensó que ante las amenazas judiciales y la presencia de las fuerzas armadas, la gente se frenaría. Se equivocó, una vez más, y, como el bombero que intenta apagar un incendio con gasolina, sus medidas han provocado el efecto contrario: ha aumentado el deseo independentista e incluso quienes no desean salirse de España han llegado a exigir un referéndum legal, algo que hubiera supuesto un largo período de negociación, pero los procesos pendientes por corrupción no podían esperar.

Imagen de Samuel Sánchez en El País: Desalojo y retirada de urnas del Instituto Jaime Balmes

        Vergüenza por la interpretación que ambos partidos han sacado a los medios: la Vicepresidenta Sáenz de Santamaría (su jefe ni ha concurrido ante la nación a estas horas), y el Presidente Puigdemont. Este se afana en demostrar que lleva razón, aunque sabe perfectamente que no, que no solo no lleva razón sino que ha recurrido a las más vergonzosas prácticas mafiosas: ha usado de escudos humanos a la población civil enfervorecida por su momento de gloria, ha laminado la legislación sobre consultas electorales al no disponer de censo serios, ni de colegios electorales normalizados, ni de medidas de seguridad, ni de cautelas en el uso de datos personales… ¿Se puede ser más marrullero? Está claro: no trata de llevar razón, sino de salirse con la suya, como un niño díscolo acostumbrado a que no se le niegue capricho alguno. Pero no es un niño, sino el presidente de una comunidad autónoma. Por su parte, la Vicepresidenta del Gobierno se ufana de que no se ha celebrado el referéndum, cosa que también es mentira, pues al menos una sustantiva parte de los catalanes que deseaban votar lo han hecho. Y es que estos políticos nos tratan como si fuéramos imbéciles o nos tragáramos las ruedas de molino que nos sueltan.

        Vergüenza por el nivel de división a que se nos ha llevado a toda la sociedad. Ya no es que haya partidarios y detractores de la independencia, ya es que entre estos últimos hay quienes desean simplemente que se cumplan las leyes y quienes aprovechan el desaguisado para reflotar la derecha más repugnante y sacar imágenes de Franco, cantar en las manifestaciones el Cara al Sol y otras lindezas que yo creía que ya eran cosas del pasado y que el problema catalán ha hecho reaparecer. Lo que nos faltaba.

Duelo a garrotazos (o las dos Españas), de Francisco de Goya

        Vergüenza porque Puigdemont y Rajoy aún no han presentado la dimisión: son los responsables directos del mayor descalabro que la democracia española ha sufrido hasta ahora.

       Vergüenza anticipada por las cabeceras de mañana en la prensa internacional, que van a hacer un retrato-robot en el que no vamos a salir muy favorecidos.

        Tan vergonzoso todo como el fallido golpe de Tejero. O más.

Alberto Granados

Otros artículos relacionados en este blog:

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https://albertogranados.wordpress.com/2017/09/18/choque-de-despropositos/

https://albertogranados.wordpress.com/2014/09/11/la-diada-mas-triste/


Charlie Hebdo y Cataluña

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        Durante las últimas semanas he incluido tres entradas seguidas sobre Cataluña en este modesto blog. Tres entradas en que expresaba mi postura crítica hacia todo el proceso independentista, tan lleno de mentiras, victimismo y arbitrariedad. He recibido, tanto en comentarios públicos, como en correos privados, una alta dosis de descalificación por parte de viejos amigos catalanes: mi discurso es vergonzoso, soy un ignorante (y de paso, mis lectores lo son aún más por apoyar mis ideas), leo prensa no democrática, he dejado de ser demócrata, etc., etc.

        Pero anoche, un querido amigo, a través de whatsapp, me puso en la pista del último número del semanario satírico francés Charlie Hebdo, de tendencia ácrata, laica, desvergonzada, irreverente siempre y poco sospechoso de no ser demócrata: su lucha por la libertad sembró la redacción de muertos tras el atentado yihadista del día 7 de Enero de 2015.

        Este semanario, en su número aparecido el pasado martes, abre con una portada ciertamente ofensiva para Cataluña: “Los catalanes, más tontos que los corsos”. Discutible, por ser una aseveración que generaliza, además de resultar insultante.

        Pero en un editorial firmado por Riss, actual director de la publicación (“mientras me dejen vivo”, añade tras su fima), hace un magnífico análisis que suscribo plenamente y que quiero compartir con mis lectores.

Portada de Charlie Hebdo (11/10/2017)

        El texto, llamado La connerie ou la mort?! (¡¿La estupidez o la muerte?!), es el siguiente:

        «El referéndum organizado en Cataluña para su independencia hace temblar a Europa. Si todas las regiones europeas que tengan una lengua, una historia, una cultura originales empiezan a reclamar su independencia, el Viejo Continente se va a fragmentar como el casquete polar bajo los efectos del recalentamiento climático. Puesto que hay unas doscientas lenguas en Europa, ¿por qué no crear doscientos nuevos países? ¿Y por qué no proclamar tantas declaraciones de independencia como quesos y vinos hay en el continente?

        La independencia, sí, pero ¿respecto a qué? Es legítima la independencia cuando uno quiere liberarse de la tiranía o la opresión. ¿De qué destino trágico quieren hoy liberarse los catalanes? En 1977, al poco de morir Franco -éste había prohibido el uso del catalán después de su victoria en 1939-, la Generalitat de Cataluña fue restablecida, y luego la región se dotó de un parlamento y de un gobierno regionales. Pero hoy, cuando Franco ya no está, hay que buscarse otro tirano al que poder derribar. Será el Estado español y, por supuesto, la peor dictadura jamás conocida en el mundo: la Unión Europea con sede en Bruselas.”.

        Detrás de esa palabra esplendorosa, independencia, se ocultan preocupaciones a veces menos nobles. Como pasa con la Liga Norte en Italia, siempre la reclaman las regiones más ricas. Cataluña quiere la independencia porque ya no quiere soltar dinero a las otras regiones españolas menos ricas que ella. Es como si oyéramos de nuevo la voz de la innoble Margaret Thatcher: “I want my money back”. La lengua, la cultura, las tradiciones están muy bien para las postales, pero la pasta está mucho mejor. Las regiones pobres de Europa pocas veces bajan a la calle para obtener su independencia.

        Más allá de estas consideraciones mercantiles, es curioso oír algunas voces de la izquierda reclamar la independencia de una región como Cataluña en nombre de una identidad cultural, que, por cierto, nadie cuestiona. Y además, ¿por qué la identidad cultural reivindicada por los catalanes debería ser tomada en cuenta y no la identidad cristiana defendida por los xenófobos europeos? ¿Por qué las palabras “identidad” o “cultura” suenan bien cuando las pronuncia la izquierda, pero se convierten en infames cuando son la derecha y la extrema derecha las que las pronuncian? La independencia de Cataluña no tiene por objeto liberar a esta región de una tiranía que ya no existe, ni permitir a la economía ser próspera, puesto que ya lo es, y mucho menos obtener el derecho a hablar una lengua autorizada desde hace tiempo. La obsesión identitaria que se expande por Europa como la podredumbre de una fruta y afecta a la extrema derecha pero también a la izquierda. El nacionalismo de derechas y el de izquierdas tienen un punto en común: el nacionalismo.

        Cuando Cataluña haya roto las cadenas que la atan a la monarquía española y al Santo Imperio Europeo, ¿qué ocurrirá? Al son de los tambores y de los pífanos, los gallardos independentistas desfilarán por las calles de Barcelona como si fueran la Columna Durruti, las jovencitas lanzarán pétalos de rosa a los militantes que habrá desafiado con arrojo al Estado policial español, corales infantiles con niños de pelito rizado cantarán a la libertad recobrada y al euro derrotado, las abuelas desdentadas tejerán banderas con los colores de la nueva República, y los bisabuelos desempolvarán la boina que llevaban en el frente en 1936. Será muy bello, emotivo, magnífico. Y luego, al final de la tarde, todo el mundo volverá a su casa para plantarse delante de la tele y ver el concurso de turno o el partido del Barça en cuartos de final de la Copa. Cataluña bien se lo merece».

Captura de pantalla del editorial

        No sé qué dirán ni cómo me descalificarán en esta ocasión mis amigos catalanes, ahora distanciados de mí y de mi blog. Parece que no es solo cosa mía, que hay una amplia base que comparte mi punto de vista. Además, la situación ha cambiado sustancialmente: ya no hay tanta alegría por la abortada independencia, ni por la fuga de algunas importantes empresas a otros parajes donde sus inversiones estén seguras, ni por la rescisión de reservas turísticas, ni por la aplicación del 155. Tras el espejismo colectivo, se impone una dura realidad. Es como si hubiera llegado el inocente niño del entremés cervantino y hubiera descubierto para todos que el emperador va desnudo, que esos sueños inducidos se han roto para siempre. Tras la demencia colectiva (la connerie), espero que no llegue la asfixia (la mort).

Alberto Granados


Homenaje a Francisco Gil Craviotto

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        La palabra homenaje, según el DRAE, es:

                Del occitano homenatge.

                      1 m. Acto o serie de actos que se celebran en honor de alguien o de algo.

                      2 m.  Sumisión, veneración, respeto hacia alguien o de algo. 

                      3 m. En la Edad Media, juramento solemne de fidelidad hecho a un rey o señor.

        Si abstraemos las dos primeras acepciones (“acto en honor de alguien” y “veneración, respeto hacia alguien”), tendremos la dimensión exacta del acto que por sorpresa preparamos durante unas cuantas semanas y que, finalmente, se llevó a cabo la tarde el pasado viernes día 20: el Centro Artístico, Literario y Científico de Granada ofreció un homenaje a uno de sus socios más activos y dignos: mi querido amigo Francisco Gil Craviotto, del que he hablado en este blog numerosas veces.

Crónica de Antonio Arenas sobre el homenaje en Granada Hoy de ayer

        Todo empezó con un correo a finales de la primavera pasada: Celia Correa (la Presidenta del CALC) y la escritora Carolina Molina pedían colaboración y sigilo para prepararle a nuestro Paco un homenaje. La colaboración pedida consistía en ir extendiendo la propuesta entre los numerosos amigos del escritor pidiéndoles colaboraciones escritas y mucha discreción. Durante el verano, muchos de nosotros enviamos nuestro texto y las últimas semanas han sido para llamar a los rezagados, recopilar fotos de las intervenciones del homenajeado, hacer las compras pertinentes, movilizar a la propia familia del escritor, etc. Los últimos días hemos estado pendientes de esos últimos textos prometidos, de los correos en que algunos amigos se excusaban por no tener tiempo pero dejaban clara su inequívoca adhesión al hombre y al homenaje, etc.

Lleno absoluto en la sala

        Finalmente, la mencionada presidenta dejó en blanco la fecha del viernes en la programación que semanalmente nos envía, pero llamó a Gil Craviotto para indicarle que iba a haber una actividad improvisada en que se iba a hablar de la literatura del exilio, algo informal a lo que su propia experiencia de autoexiliado en París podría aportar mucho.

        Fue divertido el cariñoso engaño. Nuestro temor era que la información se hubiera filtrado y le hubiera llegado alguna noticia sobre el hecho, pero nuestro amigo se sentó en primera fila, dio comienzo el acto y cuando Celia dijo a la sala que mejor dejábamos la literatura del exilio para hablar de un exiliado dignísimo presente en el acto, la cara de Gil Craviotto cambió y creímos entender que, incluso en una ciudad tan chismosa como Granada, la figura del autor hace que se conjuren los chismes, se guarde -por una vez- el secreto deseado y se imponga el sigilo entusiasta. No se hubiera logrado con cualquiera, pero este hombre genera ese tipo de empatías.

        Mi colaboración fue esta:

        La frenética vejez de Francisco Gil Craviotto

 

 

        Solemos asociar la vejez a esa época de limitaciones en que el ser humano decide delegar tareas en la generación siguiente (hijos o sobrinos, especialmente) e iniciar con ello un desentenderse de lo cotidiano. El proceso supone una alta dosis de claudicación ante lo nuevo, la tecnología reciente, las gestiones que ya parecen insuperables… Quien llega a esa situación empieza a sentirse fuera de una realidad que a veces no entiende o que le produce un tedio insuperable. Es, sencillamente, una rendición absoluta ante lo inexorable de la vida.

        Pero hay casos en que el viejo no se rinde, ni depone sus actitudes, ni acepta las limitaciones que la simple biología va imponiendo con mano de hierro. Por eso se asegura que la edad no reside en la partida de nacimiento, sino en algún recóndito pliegue del espíritu, que hace que determinada persona mayor se rinda o, por el contrario, encuentre energías para seguir adelante, con las botas puestas hasta el último aliento. Este último es el caso de mi admirado escritor y querido amigo Francisco Gil Craviotto. Indudablemente, está viejo y hay que aceptarlo sin eufemismos ridículos ni piadosos paños calientes. Sus ochenta y cuatro años lo certifican. Es una edad en que cualquier persona es considerada vieja, senil, provecta… sin matices ni dudas. Pero hay viejos y viejos y nuestro Paco es esa clase de viejo que presenta la batalla a la edad, que no se rinde ni aparta a un lado lo que considera su obligación y que está siempre disponible para un viaje, una excursión, la participación en un ciclo de conferencias, desarrollar su creación literaria y cualquier otra cosa que se le demande.

Carolina Molina, Gil Craviotto y Celia Correa

        Paco es así y no le cuesta trabajo asumir que lo suyo es la literatura y la cultura, junto con la activa militancia en el laicismo y el republicanismo, en los derechos de las personas, en el apoyo a minorías marginales, en hacer de la gente seres más civilizados, cultivados y solidarios. Él es así y no le ve ningún mérito. No encuentra nada extraordinario en aquello que sus amigos admiramos en él.

        Gil Craviotto escribe y lee con una fruición poco común para cualquier edad. Puedo certificarlo, pues ambos estamos constantemente intercambiando libros y textos conforme los terminamos. Siempre un buen prosista y un notable cirujano de almas cuando hace sus semblanzas o dibuja sus magníficas estampas literarias, ha desarrollado en estos últimos años una producción febril y desbordada. Por otra parte, participa con una frecuencia inusitada en las actividades del Centro Artístico, de la Academia de Buenas Letras de Granada o de su asociación alpujarreña. Así, sin despeinarse siquiera, organiza completísimos ciclos de conferencias, hace de prologuista para quien se lo pida, interviene en presentaciones de libros o se va a las Alpujarras para recorrer sus pueblos y obtener de primera mano la visión que le permitirá escribir los textos que, acompañados de las fotografías de su amigo Enamoneta, verán pronto la luz de la imprenta.

        No le importa subirse a un autobús que lo llevará a Algeciras antes de cruzar el estrecho para exponer una conferencia sobre escritores ceutíes, o plantarse en la Prisión de Albolote para formar parte del jurado de relatos carcelarios, rodeado de internos con los que pasa la sesión de la entrega de premios sintiéndose como pez en el agua. Como no le importa acudir a la convocatoria de sus amigos alpujarreños para ir andando hasta Jesús del Valle. Cuando me lo contó se lo desaconsejé. No me hizo caso, pero algo falló y no encontró a los demás, así que el paseo se limitó a subir desde su casa al Aljibe de la Lluvia, en las dehesas del Generalife. Un recorrido largo y en cuesta que haría desistir a más de uno, pero que él se tomó como lo más normal, ajeno a esas limitaciones que los viejos, los realmente viejos, se imponen a sí mismos.

        Y sigue escribiendo: cuentos breves y medianos, la biografía de Hernández Quero, una novela sobre un escabroso asunto de compra de hijos que él mismo me pidió que no leyera tras enviármela por considerarla una “novela menor”… Nuestro Paco Gil Craviotto nunca se toma un respiro. No hace mucho lo entrevisté en el Centro Artístico. Cuando le pregunté por su frenética vejez respondió con palabras de su hija: “es que no sé decir que no”. Creo que no es verdad, que me dio la respuesta fácil. Hay veces en que pienso que desea batir todas las marcas y colmar su perfil de la Wikipedia de datos sobre su ya ingente obra, llena también de colaboraciones periodísticas en diversos medios. Que desea aumentar su producción literaria para demostrarse a sí mismo que aún tiene capacidad y que su cerebro se mantiene activo por encima de su edad.

Discurso de ingreso en la Academia de Buenas Letras de Granada (21 de mayo de 2012)

        Parece que el desaliento, los achaques de la salud, la desgana o la falta de energías no hacen mella en este hombre que muestra una enérgica resolución en este mundo de la cultura donde se ha ganado tan dignamente el lugar que ocupa y el prestigio de que goza.

        Yo, que me estoy acercando a la vejez, deseo llegar a ser un viejo como él, plantarle cara a la muerte con su fuerza, dejar tras de mí tanta admiración y tanta gratitud como este hombre sencillo y entrañable ha sido capaz de generar, como un aura que lo envuelve. Hago mías las palabras de nuestro Federico, dedicadas a Sánchez Mejías: tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace / un andaluz tan claro, tan rico de ventura.

        Querido Paco: gracias por ser como eres.

 

        AG

Gil Craviotto en el Aljibe del Rey (13 de junio de 2013)

        Durante el acto, Celia destacó el nivel de colaboración del homenajeado, se leyeron varios correos de los ausentes, Carolina Molina le hizo unas preguntas, se le entregó una caja archivadora con las páginas que unos y otros habíamos entregado, se pasaron unas fotos que yo mismo había preparado con sus múltiples colaboraciones públicas y él comentó con su habitual ironía algunas anécdotas. Finalmente, se le entregó todo aquello y se le hizo notar la presencia en la sala de su propia hija y su nieta, que se habían ocultado cuando él y su esposa llegaron para no levantar la mínima sospecha. Los asistentes tenían instaladas en sus rostros sonrisas que contrastaban con el gesto de perplejidad del protagonista.

        A veces, cuando el personaje lo merece hasta ese punto, se producen situaciones cargadas de magia. Solo a veces; solo con personajes especiales.

        Alberto Granados


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